viernes, 1 de enero de 2010

CAPITULO 17

Ángel se pasó toda la noche en vela, mirando el techo de su habitación, recordando el día. El programa estuvo a punto de suspenderse, debido a que ni él, ni Patricia, ni Dani se sentían con fuerzas para hacerlo. A última hora se tuvo que buscar a unos sustitutos y retocar ciertos detalles del guión. Berta tuvo que hacerse cargo del papel de su amiga (quien, por cierto, Ángel notó igualmente rara... Serán los nervios de tener que sustituir a Patricia, se dijo a sí mismo). Alberto volvió a su trabajo del verano, esto es, presentar la sección de Ángel, siendo éste a su vez sustituido por Jose y Mario. ¿Y Dani? Su sección acabó presentándola Rober.

Pero aquello no podría seguir. Necesitaban volver al programa, pero después de todo aquello...

Emma se revuelve entre las sábanas. Ángel la mira. Estaba tan guapa... Le recordaba mucho a Patricia... a aquella mañana al despertar...

- ¿Qué hago?,- se pregunta a sí mismo, volviendo la mirada al techo -. ¿Se lo digo? ¿No se lo digo?

A punto estuvo de llorar.

Aquellas preguntas rondaban su cabeza tan rápidamente que se empezaba a marear. Necesitaba aire. Se levanta de la cama y, sigilosamente, sale de la habitación para ir al baño. Se moja la cara y se mira al espejo, pero no le gusta lo que ve. Ve a un hombre enamorado de dos personas a la vez. Ve a un hombre que, estando ligado a una de esas personas, destrozó la pureza de la otra. Una persona que, intentando escapar de su responsabilidad, le echa la culpa a su mejor amigo. No le gusta el rostro de ese hombre. Y en un impulso, planta su mano en el espejo, como si quisiera arrancarle el rostro a ese horrible reflejo.

Entra en el salón. Se sienta en el sofá. Reflexiona. O al menos lo intenta. A pesar de que la oscuridad envolvía la habitación, él podía percibir nítidamente todos los objetos que había ahí: los muebles, los adornos, la televisión, las fotos... Parecía que todos le miraban, posaban sus afilados ojos en su llagada piel. Sentía un dolor físicamente imperceptible, pero que internamente le mataba.

Para relajarse se acerca al teclado que tenían ahí. Su teclado. Y comienza a tocar teclas. La mente funcionaba al cien por cien, pero sus ganas de practicar se habían evaporado. La melodía que comenzó a formarse le era conocida. The whispers in the morning/of lovers sleeping tight/are rolling by like thunder now/as I look in your eyes. Una imagen volvió a su mente. I hold on to your body/and feel each move you make/your voice is warm and tender/a love that I could not forsake. Aquellos sentimientos que trataba de erradicar de su alma reaparecieron. Lost is how I'm feeling/lying in your arms/when the world outside's too much to take/that all ends when I'm with you. Aquel rostro se acercaba peligrosamente a su boca. Even though there may be times/it seems I'm far away/but never wonder where I am/'cause I am always by your side. Y se dejó llevar. 'Cause I am your lady/and you are my man/whenever you reach for me/I'll do all that I can.

- ¿Ángel?

Emma le estaba viendo desde la puerta del salón. Ángel abre los ojos asustado. Emma se le acerca y le abraza por detrás.

- ¿Qué haces a estas horas tocando?

- No podía dormir...

- Es por el programa, ¿verdad?,- Ángel asiente, avergonzado -. ¿Me lo cuentas?

- No creo que debas saberlo...

- ¿Prefieres, entonces, pasarte el resto de tu vida en vela?,- le pregunta Emma, irónica.

Ángel, cabizbajo, se vuelve y, sin poder mirarla a los ojos, le toma de la manos. Emma se arrodilla ante él y le mira fijamente. Ángel traga saliva, se envalentona, y se fija en sus pupilas.

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