domingo, 17 de enero de 2010

CAPITULO 33

- ¿Una... una sorpresa?,- Dani tartamudeaba.

Veía a Ángel que se acercaba peligrosamente a él. Notaba su aliento sobre su rostro. Su mirada penetraba en la suya. Ángel dibujaba en su boca su sonrisa, esa sonrisa tan malvadamente excitante. Levanta el brazo. Lo pasa lentamente por delante de la cara de Dani. Éste levanta la ceja, con la mirada llena de expresiva incertidumbre. Dani, instintivamente, se deja llevar y cierra los ojos. Notaba cómo Ángel dejaba caer poco a poco su cuerpo sobre él. Dani notaba un calor que le quemaba. Pero un calor agradable al fin y al cabo. La máquina que controla sus constantes delataba la arritmia que comenzaba a hacer estragos en su corazón. Y en el momento justo, en ese límite que hay entre la excitación extrema y el desmayo inconsciente, Ángel se aparta. Dani, con los ojos todavía cerrados, levanta las cejas, como esperando algo que tarda en llegar, en producirse. Abre los ojos y ve a Ángel de espaldas.

- ¿Ángel?,- Dani apenas podía hablar.

Ángel se da la vuelta. Está hablando por el móvil.

- Perdona Dani. Tenía que coger el móvil.

Dani mira al otro lado de la cama. Es verdad. En la mesita que había ahí estaba su móvil. Dani se maldice a sí mismo.

- ¿A quién llamas?

- Esa es la sorpresa... Espero que no te moleste...,- Dani no comprendía. Ángel se da la vuelta y habla por el teléfono -. ¿Hola...? ¿Por dónde andas?...Ah, vale... Vale... ¿Puedes subir un momento...?... Vale...,- y cuelga.

- Pero, ¿a quién llamabas?,- Ángel responde con otra sonrisa de las suyas.

- Perdona por lo de antes...,- responde Ángel al poco.

- ¿Por qué?,- Ángel lanza una pequeña mirada al cardiograma de Dani. Dani lo mira también. Todavía no había recuperado su ritmo normal. Dani se sonroja.

- Cuando eso empezó a pitar como un loco, me asusté,- dice Ángel, absorbido por cierta timidez -. Pensé que tu corazón iba a estallar...

- Y yo...,- susurra Dani.

- Pero en fin, me alegro que volvamos a ser amigos y que todo se haya aclarado y resuelto felizmente...

- Sí...,- Dani se evadió por un segundo de la realidad.

- Dani... ¿Estás bien?,- Ángel empezó a preocuparse -. Por favor, no empecemos...,- se adelanta hasta su amigo. El rostro de Dani delataba que toda la sangre se le había subido a la cabeza. Ángel, automáticamente, levanta la sábana de su amigo y mira debajo -. Veo que no toda la sangre se te ha subido a la cabeza...,- responde con su típico tono sarcástico. Dani, en un acto reflejo, flexiona las piernas y se tapa con la sábana -. ¡Ey, tío! ¡Tranquilo! Es normal... Al fin y al cabo, soy el Brad Pitt español, ¿no?,- responde Ángel, tratando de ocultar su impresión.

El ambiente se volvió de repente muy tenso. Ninguno de los dos podía hablar. Hasta que unos golpes en la puerta les ayuda a romper el hielo.

- ¿Quién será?,- pregunta Dani, mirando a la puerta.

- Tu sorpresa,- responde Ángel, yendo a la puerta, mientras le guiña un ojo a su amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario