jueves, 31 de diciembre de 2009

CAPITULO 16

- ¿Dónde te metiste?,- le preguntaba un Ángel inquisidor. Su mirada penetraba enfurecidamente en su ser. Dani notaba cómo le mataba poco a poco esa mirada de basilisco. Y Dani comenzó a creer que él mismo tenía la culpa de todo.

- En ningún sitio...,- susurró Dani.

- ¿Cómo que en ningún sitio?

- Después de salir de aquella discoteca, seguimos de bar en bar hasta las tantas de la mañana. Eso es todo.

- ¿Y me puedes explicar cómo demonios acabé en la cama con Patricia?

Dani no tenía respuesta para aquello.

- No lo sé, la verdad...

- Algo escondes... Lo veo en tus ojos...

- Tan sólo que me fui a casa... mientras tú seguiste con la parranda...

Ángel le miró con los ojos abiertos. Le dejó solo. ¡Solo! Y borracho, seguramente... ¿Cómo no le llevó a casa a él también? Ángel comenzó a cavilar.

- Me quedé solo... y borracho... con la idea fija de haberme encontrado con Patricia... Sumergido en alcohol, surgieron de nuevo los deseos... Desinhibido... Buscaría a Patricia... La encontraría... Y...

Ángel sacudió su cabeza tratando de sacar esas ideas de su mente. No era posible. No podía ser. Si Dani le hubiera llevado a él también a casa... Ángel empezó a formar en su cabeza la terrible idea de que la culpa de todo la tenía Dani. Su amigo. Su germá. Le miraba, y cada vez que lo hacía, la furia se apoderaba cada vez más de él. Quería darle un puñetazo, una patada. Quería matarle. Pero se contuvo.

- Lo siento, de verdad...,- respondió Dani, cabizbajo y comenzando a llorar -. Sé que todo esto es culpa mía, y lo siento. No sabía que aquel gesto llegaría a desembocar en esto.

Dani alza la mirada. Ve a Ángel, borroso por las lágrimas. Se fija en su mano derecha, formando un puño. Dani vuelve el rostro.

- Adelante. Desahógate. Lo entenderé.

Y así se quedaron durante unos segundos, segundos que quedaron congelados en el tiempo. Ángel deseaba pegarle, pero abandonó tal empresa. Se dio la vuelta enojado y se alejó de él.

- Dani,- dice al poco, dándole la espalda -. Sé que escondes algo. Algo más ocurrió en esa historia, pero que tú te lo callas. No sé si por vergüenza o por qué, pero estoy completamente seguro de que eso es la solución de todo esto. Y te juro por lo más sagrado que lo descubriré.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

CAPITULO 15

- Todo esto es culpa tuya,- dijo Ángel, sin ninguna vergüenza.

- ¿Cómo?

- Sí, es culpa tuya. Si no me hubieses dejado solo aquella noche... Por cierto, ¿dónde te metiste, Dani? Lo último que recuerdo fue que hablamos en un banco en la calle, después de ver a Patricia...

- Pues que seguimos de fiesta...

- Pues ya ves qué fiesta tuve yo...

- Pero, ¿se puede saber qué ha pasado? ¿Por qué grita Patricia como si la estuviesen matando?

Ángel toma a Dani nuevamente del brazo y se lo lleva a otro sitio más apartado aún.

- Que al día siguiente me desperté en su cama...

- ¿Qué?,- Dani abrió los ojos como platos.

- ¡Ssshhh....!,- Ángel mira asustado a todas partes antes de continuar -. Sí, estábamos los dos en la misma cama... desnudos.... Bueno, no del todo... Pero eso no cambia el resultado...

Dani le oía con la boca abierta y con las cejas totalmente levantadas. No se creía lo que estaba escuchando.

- O sea, que al final...

- Que al final... Patricia... está embarazada...

Dani se quedó sin palabras mientras veía a su amigo bajando el rostro, totalmente avergonzado.

- ¿Cómo que embarazada?,- Dani bajó el tono de voz -. Tío... ¡hay formas de evitarlo!

- ¿Cuáles si estás como una cuba, y posiblemente ella también? ¡No se puede razonar en esos momentos!

- Pero, ¿seguro que está embarazada? Quiero decir, ¿seguro que es tuyo?

- No hay duda. Me acabo de encontrar a Patri saliendo del baño hecha una magdalena, y al entrar, pues lo vi... en la papelera...

- ¿Qué?

- ¡Joder, tío! ¡Que hay que explicártelo todo!,- y se acerca a su oído -. Un test de embarazo... Y dio positivo...

- ¿Y seguro que es de ella?

- ¿De quién si no? Y según mis cuentas... Podría haberse quedado embarazada aquella noche...

- Lo mismo, está embarazada de Dani...

- ¿Cómo, si está de gira?

Dani responde levantando los hombros.

- ¿Y todo este revuelo?,- pregunta Dani, cambiando de tema.

- Es que fui a hablar con ella para decirle que por qué me mintió aquella mañana diciéndome que no pasó nada... y que si ese niño es hijo mío, que aquí me tiene para ser el mejor padre del mundo...

- Pero, ¿y Emma? ¿Y Dani?

- Ya veremos qué hacemos... Por cierto, aún no me has contestado... ¿Dónde te metiste?

martes, 29 de diciembre de 2009

CAPITULO 14

- No quiero hablar de eso...,- responde tímida Patricia, volviendo el rostro.

- Pero yo sí,- contesta Ángel, dulcemente.

La miraba de una manera tan dulce... Se lamentaba por hacerla llorar recordando aquella noche, aquel momento tan traumático para ella, pero el único método para que ella se librara de aquel sufrimiento era hablarlo.

- ¿Por qué me mentiste?,- pregunta él.

- ¿Cómo?

- ¿Por qué me dijiste aquella vez que no pasó nada?

- Porque no pasó nada. Nada de nada.

- Pero esta es la prueba irrefutable de que algo pasó,- y vuelve a señalar lo que llevaba entre las manos.

- Eso no es mío.

- No mientas más.

Ángel trata de volverle el rostro tomándole de la barbilla, pero Patricia vuelve a reaccionar violentamente. Se separa de su compañero rauda y se vuelve a abrazar a sus rodillas en un rincón del cuarto. Ángel recuerda aquella noche...

- Patricia, no puedo más. No soporto que reacciones así. Lo siento, ¿vale? Eres mi amiga y jamás quise hacerte daño. Lamento mucho que hayamos llegado a esta situación, pero, si me dejaras enmendarlo...

- No tienes por qué...,- Patricia seguía sin poder mirarle a los ojos.

- ¡Sí que tengo!,- el tono de voz de Ángel tornaba entre eufórico y nervioso -. Si ese niño que esperas es mío, haré todo lo posible porque tenga la mejor infancia del mundo...

-Ángel, para. No sabes de lo que hablas...

- Emma y yo tratamos desde hace años tener hijos, pero nunca lo conseguimos. Y ahora que por fin voy a ser padre, trataré de ser el mejor padre del mundo... Aunque la madre no sea mi novia...

- Ángel, calla, por favor...

-Patricia...,- se acerca de nuevo a la rubia, y cuando trata de abrazarla, ésta reacciona brutalmente, gritando como una loca. Ángel se asusta.

- ¡Vete! ¡Vete!,- grita Patricia mientras llora, tratando de esconderse en la esquina donde se refugiaba.

Ángel se levanta contrariado.

- Pero, Patricia...

Patricia toma lo primero que ve y se lo lanza. Ángel se agacha a tiempo de salvarse de ser golpeado.

- ¡Patricia!

-¡Que te vayas!,- los gritos de Patricia se volvían cada vez más histéricos.

Ángel sale del camerino. Un tumulto de personas comenzaron a arremolinarse a la entrada del camerino.

- ¿Qué pasa?

Una mano retiene a Ángel, quien mantenía el miedo en la mirada. Miedo que se volvía ira al descubrir a su interlocutor.

- Contigo yo quería hablar...,- responde Ángel, llevándoselo a un aparte.

lunes, 28 de diciembre de 2009

CAPITULO 13

- ¡Embarazada!,- exclamaba el catalán mientras sostenía aquel aparatito entre sus dedos. El embalaje donde venía no lo encontraba, pero no le importaba. Conocía de sobra el empleo de aquello. No en vano, él y Emma trataron muchas veces de tener descendencia, sin poder conseguirlo.

- Patricia... embarazada,- no paraba de repetir en su cabeza -. Entonces... me mintió. ¡Me mintió!,- se decía a sí mismo, sentado en el suelo, sin dejar de mirar aquel objeto -. En verdad pasó algo esa noche... algo que yo no debí haber olvidado... sino ella ,- una lágrima se asomaba a sus ojos -. Oh, Paty... Lo siento... Lo siento mucho... Si es que soy despreciable... Acostándome con una compañera del trabajo... una amiga... teniendo ya pareja... los dos... y dejarla embarazada... Si Dani se entera... si Dani se entera... me mata... Y lo entiendo. Es más, como último deseo le pediría que me dejara cavar mi propia tumba y dejarme elegir cómo me iba a matar...

Ángel se sentía atrapado en una espiral laberíntica de la que no podía salir. Se sentía como Teseo siendo perseguido por el Minotauro, pero que no podía escapar de aquel laberinto debido a que su Ariadna no estaba ahí para ayudarle. No había cordel que le señalara la salida. Sentía cómo se le acercaba aquel monstruo, notaba su fétido aliento en su nuca, su furioso bramido tras su oído, su viscosa lengua saboreándole... ¿Qué podía hacer? Por un lado está el haber forzado a su amiga, de la cuál se había enamorado secretamente; pero, por otro, estaba su cumplida ilusión de ser padre... Y Emma. ¿Cómo decírselo a Emma? ¿Cómo esconderlo? ¿Qué podía hacer? ¿Qué iba a hacer? Ese era su Minotauro. Un Minotauro formado por innumerables preguntas sin respuesta que le avasallaban su mente.

De repente, un sentimiento inaudito para él comenzó a poseerle. Empezó a pensar en Patricia, en su embarazo, en su hijo. Se veía a sí mismo con un bebé entre sus brazos, dándole el biberón, cambiándole, saliendo de paseo empujando su sillita... con el bebé y Patricia en la cama los tres juntos... Se sentía raro. Se sentía paternal.

¿De cuánto estaría Patricia? Ángel echaba cuentas. Si todo empezó aquella noche... serían apenas dos o tres semanas. ¿Se lo habrá dicho a Dani? ¿Lo sabría él? ¿Pensaría que es suyo? En las revistas no ha salido nada relevante, así que... Pero él se sentía culpable por ello. Debía ponerle solución cuanto antes, pero, ¿cuál? El sentimiento de ser padre ya había calado muy profundo en él en tan poco tiempo, por lo que se decantó por una sólo respuesta posible.

Ángel se levanta, se lava la cara y se mira al espejo. Se miraba fijamente a los ojos. ¡Él, padre! Se sonríe. No podía ser, si es un negado. Aún recuerda aquella vez (no hace mucho) en que se tuvo que hacer cargo de su sobrino (por aquel entonces aún un bebé), y al final tuvo que llamar a la vecina. Por otro lado, aquello le cambió la vida... ¿Quién le iba a decir que esa vecina sería ahora su novia? Bueno... eso aún está por ver. Se sentía con la obligación de decírselo a Emma. Y romper. Y eso sí que le entristecía otra vez. A Emma la amaba con todo su ser, pero aquello...

Toma un trozo de papel y se seca el rostro. Se mira nuevamente al espejo, se da ánimos a sí mismo, esconde el test de embarazo entre sus manos y sale del baño decidido a hablar con Patricia.

Después de buscarla por todo el edificio, la encuentra en su camerino, hecha un ovillo. Llorando.

- Patricia...,- susurra mientras asomaba su cabeza por la puerta.

- Ángel...,- sollozaba la presentadora -. No estoy de humor.

- Pero...

- Vete. Por favor.

Ángel desobedece la orden, entrando en el camerino y cerrando la puerta.

- Me gustaría hablar contigo... si me dejas...,- lentamente se va acercando a ella. Cuando está sentado junto a ella, abre su mano.



Y aprovecho xa hacer publi del blog d una "manigüi" (palabra hispana q oí una vez y m hizo gracia) del tuenti. Pasaros y darla una oportunidad, q está empezando. Yo la apadrino (con eso vale?) XD http://unadeamor.blogspot.com

domingo, 27 de diciembre de 2009

CAPITULO 12

En los días siguientes, el estado anímico de Ángel iba cada día peor. Se obsesionaba cada día más con aquella noche, con el horror reflejado en los ojos de Patricia. No podía quitárselo de la cabeza. Y esto afectaba no sólo a su ser, sino a todo lo que le rodeaba. Su relación con Emma cada día se enfriaba más, hasta el punto en que llegaron a discutir acaloradamente un par de veces. En el programa se le notaba distante, además de apático. Y aquello se reflejaba en su sección. No podía mirar a Patricia a la cara, cuando hablaba con ella, era susurrante y tartamudeando. Cuando en el edificio la veía, él rápidamente salía de la sala donde estuvieran para no encontrarse con ella. Aun así, quería zanjar el asunto que tanto tiempo le estaba carcomiendo por dentro y que no le dejaba vivir. Llegó a tener pensamientos tan extremos como abandonar el programa... o algo peor.

Todos los que le rodeaban le veían siempre cabizbajo, muy demacrado. Todos dieron por hecho que se trataba de su relación con Emma, ya que todos sabían que estaban atravesando un bache sentimental (aunque desconocían el verdadero motivo). Pero se negaban a preguntarle, ya que o recibían la callada por respuesta, o Ángel les contestaba con desvaríos.

Y así durante toda la semana.

Por ello, la dirección del programa decidió adelantarle sus vacaciones para que se quedara en casa y encauzara su vida de nuevo. A Ángel no le gustó esa opción al principio, pero gracias a la mediación de sus amigos, aceptó a regañadientes darse unos días de descanso. Aunque él sabía que ese descanso iba a tardar mucho en llegar.

Y ahí estaba él, en el sofá de su casa, con la mirada ida, dirigida a la televisión apagada, y su cerebro fijado en Patricia. Emma trataba por todos los medios de ser tolerante con él y no agobiarle a preguntas sobre su estado, pero es que Ángel apenas le dirigía la palabra. En más de una ocasión estuvo ella a punto de llamar a un psicólogo, pero se arrepentía al momento.

- No creo que sea para tanto,- pensaba siempre para sí -. Sólo necesita amor. Necesita que le quieran, que le escuchen,- y se pasaba largas horas a su lado sin hablar.

Una noche, Emma, sentada a su lado, después de largas horas mirándole maternalmente, no resiste más y le acaricia la mejilla.

- ¿Qué es lo que te pasa?,- susurra mientras sus pupilas se empañan de amarga tristeza.

Ángel, por primera vez desde sus vacaciones forzadas, reacciona. Se vuelve hacia Emma, la mira a los ojos, imita su gesto y se abrazan. Y en silencio se desahogan.

- Perdona por todo lo que te he estado haciendo pasar estos días,- responde al fin el catalán -. Estaba inmerso en unos pensamientos que me tenían obsesionado. Pero gracias a Dios que la luz de tus ojos me ha sacado. Tan sólo necesitaba asomarme a ese fulgor para poder salir,- y se fusionan en un apasionado beso. Su deseo y pasión hacia Emma había renacido.

Con la alegría invadiendo su cuerpo, regresa a los estudios. Habían transcurrido dos eternas semanas, pero Ángel ya volvía a ser el mismo. Es más, por primera vez desde entonces se encontró con Patricia y la saludó de la manera más amistosa. Prácticamente había desterrado de su memoria aquella aciaga noche...

Aquel mismo día, mientras Ángel paseaba por los pasillos del edificio para dirigirse a producción para terminar de montar un vídeo, se encuentra con Patricia saliendo del baño, llorando. Ángel se le queda mirando mientras la rubia desaparecía por una puerta al otro lado del pasillo. Ángel la llamó un par de veces, pero no le hizo caso. Picado por la curiosidad, entra en el aseo femenino, no sin antes llamar a la puerta. Al no recibir contestación, entra, con cierto sonrojo. El suelo estaba lleno de bolas de papel. Sin duda, Patricia los había usado. Ángel los recoge y los echa a la papelera, pero dentro de ésta encuentra algo que le desconcierta por completo.

sábado, 26 de diciembre de 2009

CAPITULO 11

Y ahí estaba ella, de rodillas encima de la cama, tapándose avergonzada con una sábana. En verdad, estaba guapa incluso recién levantada. Con su rubio cabello totalmente enmarañado (pareciera pelo de loca de verdad), con el rostro sucio por culpa del maquillaje, los ojos rojos por no haber dormido mucho esa noche, su voz tenía cierta ronquera. Pero seguía siendo una mujer hermosa.

Patricia sujetaba la sábana con sus manos, tapándose el busto. Ángel la miraba. No podía enfadarse con ella. La tenía ahí, delante de él. Habían estado durmiendo juntos, en la misma cama, desnudos. Pero no podía hacerse a la idea de haberse acostado con ella, con todo lo que esa palabra implicaba. Quería creerla, creer en sus palabras, creer que no pasó nada, pero su oculto amor por ella peleaba por su aférrimo amor hacia Emma.

- Ángel,- le dijo Patricia -. Tienes que creerme,- Ángel le dio la espalda enfadado -. Yo sé que amas a Emma, que la quieres con locura, y sé que no quieres perderla. Y por eso te digo que no ha pasado nada. Lamento que no haya pruebas evidentes, pero tienes que creer en mi palabra. Yo también quiero a Emma, es mi amiga, y yo tampoco quiero hacerla un daño tan grande.

Ángel sentía cómo cada vez le pesaba más la cabeza. No podía pensar con claridad.

- Ángel...,- la voz de Patricia comenzaba a flojear -. Si de verdad eres mi amigo, si de verdad amas a Emma, tienes que creerme...,- cada palabra que decía se transformaba en un cada vez más sentido sollozo.

- Patricia,- logró decir al fin el enano -. Claro que amo a Emma, claro que eres mi amiga, pero es que...,- Ángel luchaba por no llorar -. Pero es que tengo una lucha dentro de mí que no puedo controlar. Y aunque quisiera creerte, ya no podría verte a los ojos. Ni a ti ni a Emma. Ninguna de las dos os merecéis que os dirija la palabra nunca más.

- Ángel...

- Soy una mierda. Aunque fiel a una mujer, sigo siendo un tío, y a la mínima de cambio de acuesto con todas las tías que se me crucen por el camino.

- Ángel, eso no es cierto, ¿me oyes?,- se notaba demasiado que comenzaba a llorar -. Eres un tío de puta madre, ¿vale? Muchos tíos deberían ser la mitad de cómo eres tú.

Ángel no soportaba que Patricia llorara por su culpa. Se vuelve. Los dos estaban llorando. Aún con la sombra de ojos resbalando por sus mejillas seguía estando guapa.

- Patricia, por favor... No llores... No llores por mi culpa...

Ángel se acerca poco a poco hacia ella. No sabe muy bien por qué, pero una fuerza extraña le obligaba a ir hacia ella para calmarla. Levanta su brazo, quería abrazarla. Pero cuando estaba a punto de apretarla contra su cuerpo, Patricia reaccionó gritando como una loca.

- ¡No me toques!

Los dos se quedaron inmóviles. Ángel con los ojos como platos y el brazo aún extendido hacia la pucelana. Ella, jadenate, con el horror en su mirada, tapándose con la sábana, tumbada en la cama.

Ángel consiguió reaccionar. Se viste con prisa.

- Ángel...,- responde Patricia, más calmada -. Lo siento... No era mi intención...

- Tranquila, era lo que me esperaba... Yo también odiaría que me tocara un tipo como yo...

- No es lo que piensas. Deja que te lo explique...

- No hay nada que explicar. Todo está ya muy claro.

Ángel sale de la habitación pensando en lo que pudo haber ocurrido esa noche. El grito de Patricia era la prueba definitiva. Patricia trataba de detenerle llamándole desde la cama, en vano.

viernes, 25 de diciembre de 2009

RESPUESTA XA EL ANÓNIMO Q M ESCRIBIÓ HACE DOS ENTRADAS

Antes de nada, gracias por leer mi historia y criticarla. Prefiero críticas malas a las buenas, ya que si todos me dicen: "Q buena!!!", pues me dormiría en los laureles y decaería la calidad; sin embargo, si hay gente que dice : "Q maloooo!!!!", pues eso me ayuda a esforzarme más para gustar.

Ya sé que son actores, son personajes que interpretan (y menuda interpretación!!!!), pero en vez de fijarte es eso, en que los uso de modelos, podías haberte fijado en otras cosas: el argumento, la historia en sí, el estilo o la forma de contarlo... Les escogí a ellos porque me encanta el programa y sí, pienso ir de público un día de estos (no pienso decirte cuándo, para que no les pongas sobre aviso, muahahahahaha), pero si eso te sienta tan mal, podías haber pensado que en vez de Patricia, Ángel y Dani, se llaman, no sé... Julia, Luis y Alfonso.

Supongo que tú también tienes unos "ídolos" por ahí... Y seguro también que te has imaginado algo con ellos. No me refiero a escribir estas cosas, pero sí, como todos, a que te los encuentras cara a cara, o te dan la oportunidad de poder hablar con ellos, de hacerles una pregunta, etc...

Si, soy tío, y qué pasa? Sí, lo escribo para unas locas (MIS LOCAS!!!!!). Sí, y están tan salidas que parece eso una autopista. Y bien orgullosos que estamos de estar peor que el pico de una plancha!!! Pero no pasa nada, tu comenario lo dejo guardado porque me hace gracia (sí, me hace gracia) porque, entre otras cosas, es el primero que tengo que me pone a parir. Y si de verdad conoces a Ángel, deberías saber que yo escribo esto sin ningún tipo de maldad.

Dicho esto, seguiré con mi historia hasta el final. Y a quien no le gusta, pues que no la lea, que hay gente que siempre hace lo mismo. No le gusta, y en vez de decir sólo eso, "no me gusta", empieza a despotricar como un bárbaro. En fin, seguiré con esto (que acabo de empezar), y Patricia, Ángel, Dani y demás equipo: lo hago sin maldad alguna. Si tenéis alguna queja o algo, encantado estaré de leerlo.

jueves, 24 de diciembre de 2009

CAPITULO 10

Ángel se detiene. No se atreve a darse la vuelta. Esa voz... Quería olvidarlo todo, como si de un mal sueño se tratase. Y hubiera funcionado si no le hubiese llamado.

- ¿Ángel?

- Por favor,- piensa -. No hables.

- ¿Has dormido bien?

- Sí, hasta que te he visto la cara,- sigue conversando el catalán para sus adentros.´

Ángel siente cómo se levanta de la cama.

- Por favor, no te muevas,- le dice mientras le sigue dando la espalda.

- Ángel...

- No digas mi nombre...,- responde entre dientes.

- Pero...

- No hay peros que valgan.

El silencio se hizo reinante en aquel cuarto.

- Compréndeme,- logra decir al fin Ángel -. Tengo novia, y lo sabes. A Emma le dará un ataque si se entera. Yo la amo. La amo de veras, y lo sabes. La amistad que la tienes es grande, y yo también quiero seguir siendo tu amigo, pero esto... esto... ¡Ah! ¡Esto no tenía que haber ocurrido!

- Y no ha ocurrido...

- ¡Para ti será fácil, pero para mí no! ¿No lo entiendes? ¡No podré mirar a Emma a los ojos! ¡No te podré ver como antes! No me podré ni mirar al espejo... Soy despreciable...

- No, no lo eres...

- Te he dicho que no te acerques. Ni me toques. Todo lo que toco se convierte en mierda... Mi vida es una mierda...

- No lo es...

- ¡Sí lo es!

- ¡No lo es! Escucha. Sé que te será difícil, pero tratemos de olvidar esto, como si no hubiera ocurrido...

- Lo intenté... hasta que despertaste. No quiero joder la vida a nadie, ni siquiera a mi peor enemigo...

- Ángel... No sé si valdrá para algo... pero anoche...

- No quiero saberlo.

- Anoche no pasó nada.

- ¿Y cómo lo sabes? ¿Cómo puedo saberlo yo, si estaba totalmente borracho?

- Somos amigos, ¿no? ¿Acaso no confías en mí?

- Pero me he levantado desnudo, sudado... Y mírate tú...

- Pero tienes que creerme. Es tú única opción...

- ¡Patricia, por favor! ¡No!

Por cierto, no publicaré estos días (por motivos obvios....), xo trankil@s, q el 26 saldrá el nuevo.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

CAPITULO 9

- No es nada importante… Olvídalo. ¡Eh! Para eso hemos salido esta noche, ¿no?

Aquella noche el alcohol corrió como si de una fuente inagotable se tratase. Entraron en un bar para empaparse bien por dentro, salir a otro garito y seguir con el mismo ritmo. Todo fueron risas. Ya no había sitio para la tristeza. Aquella noche comenzaron a actuar sin conciencia, sin poder sobre sus actos. Pero daba igual, era una noche sólo para ellos dos, para divertirse, para olvidar.

Una noche que peligrosamente comenzaba a emborronarse en su vista y en su cerebro. Una noche que amaneció con dolor, sudor y migraña.

Ángel abrió los ojos todo lo que pudo. El sol le estaba dejando ciego, a pesar de que apenas podía pasar de la persiana. El dolor de cabeza era tremendo. Su lengua estaba seca y rasposa, y su boca tenía un regusto de alcohol y vómito.

- Qué noche, madre mía…,- pensó mientras se llevaba la mano a la cabeza.

Sonrió.

- Que sea la última vez que salgo con este calavera…,- piensa -. Siempre terminamos igual… Además, ya no estamos en edad de dar vueltas por la ciudad más borrachos que una cuba…

Intentó levantarse de la cama, pero entre el cansancio y el sudor, que le pegaba a las sábanas, le fue casi imposible. Al incorporarse, miró a su alrededor. Esa no era su habitación. ¿Había ligado con alguien? ¿Se había acostado? Eso no le iba a gustar a Emma…

- Mira el lado positivo,- se dijo a sí mismo -. Al menos no ha sido con Patricia…

El bulto que había a su lado se movió. Ángel le ve. Le está dando la espalda. Se sonroja e intenta salir de la cama lo más sigiloso posible. Cuando se quita la sábana, descubre que está completamente desnudo, salvo por la ropa interior. Ángel vuelve a sonrojarse. ¿Este desliz podría ocultárselo a Emma? Posiblemente. O incluso podría decírselo, pero Emma podría enfadarse. Y Emma cuando se enfada… Bueno, está muy espeso y no puede pensar. Una ducha… Pero, ¿puede ducharse en esa casa desconocida? Y Emma, le pedirá explicaciones… Podría decirla que terminó durmiendo en casa de Dani, no habría problema. Dani y él suelen dormir juntos prácticamente día sí y día también. Además, Dani mentiría igualmente para ayudarle. Ha sido sólo un desliz, uno sólo desde que está con Emma.

Se levanta de la cama para buscar su ropa. El ambiente estaba cargado. Era él. Debió de haber pasado un calor horroroso para sudar de tal manera luego. Se sentía pegajoso. Pegajoso y sucio. Nada que no pueda arreglar unos minutos debajo de la ducha. Decidido. Se iba a duchar en esa casa. Si llegara como está a su propia casa, la regañina de Emma sería monumental. Aún recuerda el día que llegó a buscarla cuando comenzaron a salir y se puso a llover a mitad de camino… Y él sin paraguas ni coche…

Ángel coge su camisa, al lado de la cama… El pantalón en el vano de la puerta… Un calcetín debajo de la cama… ¿Y el otro?... La chaqueta entre las sábanas. No se acuerda de nada. Lo último que recuerda es a Dani llorando en un banco de la calle…

Ángel encuentra uno de sus zapatos junto a la ventana. Lo toma y al darse la vuelta ve el rostro de su amante. Se queda de piedra. Se asusta. No era posible… No podía ser… ¿Se ha acostado con…? No lo podía creer, ¡no quería creerlo! ¿Cómo pudo ocurrir? En verdad, prefería mil veces acostarse con cualquier persona de la calle antes que con… Eso sí que no se lo podía decir a Emma.

Eran amigos. ¿Cómo se le ocurrió dar ese paso? ¿Cómo? Para Ángel, esa amistad ya estaba rota. Él siempre se vio incapaz de acostarse con ninguno de sus amigos, pero esa vez… El alcohol. La culpa de todo fue el alcohol… ¿Dani? ¡Claro! Por eso Dani le invitó a salir anoche, no para divertirse ni para olvidar, sino para que… No, no podía creer que Dani fuera así…

Ángel toma su ropa y se dispone a salir en cuclillas de la habitación.

- ¿Ángel?

martes, 22 de diciembre de 2009

CAPITULO 8

- No puede ser…

Ángel aparta a Dani de un manotazo, se adelanta entre el jolgorio y llega a una espalda. Toca el hombro.

- ¡Ángel!

- ¡Patricia!

La alegría de la presentadora contrastaba con la sorpresa del humorista.

- ¿Qué haces aquí?,- Ángel seguía sin creerse lo que estaba viendo.

- Había quedado con unas amigas para salir.- Patricia irradiaba alegría por los cuatro costados -. Es que Dani empieza nueva gira y me quedo sola en casa, y unas amigas me han animado para salir esta noche a animarme. ¿Y tú? ¿Estás con Emma? ¡Hace que no hablo con ella siglos!

- No, no… Está en casa…

Ángel se sentía muy mal, como si tan sólo hablar con ella fuera motivo de infidelidad para con Emma.

- ¿Y con quién estás? Porque tú no eres de los que salen a divertirse solos.

- Pues estaba con…,- Ángel se da la vuelta para señalar a Dani, pero no le ve. Le busca con la mirada. Patricia otea el lugar.

- ¿Con quién?,- pregunta divertida.

- Si hace un minuto estaba ahí…,- susurra Ángel.

- Anda, quédate con nosotras un rato,- le toma del brazo.

- Lo siento, pero no. Ya me gustaría, pero tengo que buscar a…,- Ángel se deshace de ella y se aleja en dirección a la barra.

- ¡Vale! ¡Nos vemos el lunes!,- y le saluda agitando el brazo sobre su cabeza.

Ángel intenta llegar hasta la barra y pregunta al camarero.

- ¿Sabes dónde está mi amigo? ¿El que estaba hasta hace poco aquí?

El camarero le señala la salida del local. Ángel corre hasta ella y sale a la calle. El frío era tremendo, comparando con el calor que hacía dentro. El volumen de la música era muy fuerte, por lo que los gritos de Ángel en la calle llamando a su amigo no se sabe si era para que Dani le oyera o para que él mismo se oyese. Finalmente le encuentra sentado en un banco de piedra. La luz de la farola le delataba impunemente. Ángel corre hasta él. Le toma del hombro. Dani se sorprende al sentirle y le rehúye, dándole la espalda.

- Dani, tío. Lo siento. Perdona por haberte hecho aquello, pero es que acababa de ver a… ¿Estás llorando?

- No,- responde Dani, entre sollozos -. Déjame.

Ángel trataba de mirarle a la cara, pero Dani se hacía el estrecho. Ángel, ante la cabezonería de su amigo, le toma de la barbilla y le hace volverse. Sus ojos aún rezumaban la tristeza de la que empezaba a ser víctima.

- Dani, cuéntame. No creo que llores por dejarte con la palabra en la boca en la discoteca.

Ángel se sienta junto a él. Dani le miraba a los ojos y sonríe patéticamente. Se limpia el rostro.

- Tranquilo. No es nada que no arregle una buena cerveza.

- Pero…

- No te comas la cabeza. Es que con el alcohol me entra una llorera…,- se levanta y toma a Ángel del brazo -. ¿Seguimos con lo nuestro?

- Oye… Antes de que te interrumpiera me ibas a contar algo…

lunes, 21 de diciembre de 2009

CAPITULO 7

Dani estaba bastante nervioso. Cada minuto miraba su reloj. Luego alzaba la mirada. Oteaba todas las cabezas que había delante de él por si alguna le era familiar… Un par de veces cogió su móvil y quiso llamar, pero se detenía al momento. Una mano le tocó el hombro.

- ¡Hombre!,- dijo, levantando los brazos -. ¡Ya era hora, tío!

- Perdona la tardanza, pero es que no había taxis libres.

Ángel estaba igual o más de nervioso que él, y lo vio. Por eso le llamó para que quedaran. Para hablar. Para olvidar.

- ¿Quieres tomar algo?

- Una cerveza, aunque no sé si siquiera llegaré a probarla…

Dani invita a Ángel a sentarse en una mesa de aquel bar. Ya eran poco más de las diez de la noche y, la verdad, no había muchos lugares donde divertirse. Pero un bar… El bar es el punto de referencia para poder quedar con unos amigos y charlar tranquilamente de cualquier cosa. Y eso pretendía Dani. Charlar con el enano para que le comentara mejor lo de Patricia y, si puede ser, llevarle luego a algún otro sitio para divertirse y que la olvide por unos minutos.

- Bueno…,- dice finalmente Ángel -. ¿Para qué me has citado aquí?

- He estado pensando en lo que me dijiste ayer… De Patricia y eso…

- Dani,- le interrumpe su amigo -. No quiero hablar de ello. Prefiero olvidarlo…

- Por eso mismo,- Ángel le mira perplejo -. Te he citado para que tú y yo, si quieres, nos vayamos de fiesta.

- ¿Y adónde?

- ¡Da igual! La cosa es que nos divirtamos. Que te diviertas. Te diviertas y olvides. ¿Te hace?

- Hombre, Dani… No sé… No tengo el cuerpo ahora para juergas…

- Por favor, no me seas insuls.

- De verdad que te lo agradezco pero…

- Pero nada,- responde Dani, con tono autoritario -. Tú te vienes conmigo como que me llamo Daniel Mateo.

Dani se levanta de la mesa, toma a Ángel del brazo y salen del bar en busca de diversión. Recorriendo las calles madrileñas, entran y salen de los bares que aún quedaban abiertos a horas tan intempestivas como aquellas. Dani, poco a poco, conseguía hacer que su amigo olvidara todo lo que le estaba pasando, ese mal de amores que le carcomía por dentro, y hacer florecer en su rostro esa sonrisa tan cautivadora como pocas. Al final, encontraron una discoteca con muy buen ambiente donde poder divertirse a gusto, charlar sin las cohibiciones de antes y reír, reír sobre todo. Reírse de las adversidades, reírse de los problemas, reírse de todo. Aunque, la verdad, reían y olvidaban, sobre todo, gracias al alcohol. El alcohol, enemigo de la conciencia y de los remordimientos, arma secreta de la verdad y del subconsciente. Y los dos catalanes ya estaban empapados por dentro de este absintio brebaje.

- ¿Qué tal te lo estás pasando, Angelote?

- Tenías toda la razón del mundo, Dani. Me lo estoy pasando fenomenal. Y muchas gracias por obligarme a salir. Si es que… Tenía la cabeza como un bombo con este asunto… Y me medio obligué a decirte que sí, porque no soportaba más mirar a Emma a la cara y no avergonzarme de querer a otra mujer. Necesitaba de verdad salir y airearme un poco…

- Ahora que hablas de ello, me gustaría decirte una cosa… Yo…,- Dani miraba al suelo, con cierto rubor en su rostro.

Ángel se queda inmóvil, los ojos abiertos de par en par.

- No puede ser…,- susurra Ángel.

domingo, 20 de diciembre de 2009

CAPITULO 6

- ¿Quién es?,- pregunta Emma, somnolienta.

- ¿Eh? No, nadie…,- responde Ángel, tapando la pantalla.

Emma se vuelve a dormir y Ángel aprovecha para levantarse de la cama y salir de la habitación. Al cerrar la puerta, vuelve a leer el mensaje:

- “De: Dani Mateo. Hora: 10:26 14/05/09. Ángel, ya sé q hacer xa animart. Puedes kedar esta noxe, a eso d las 10?”

- Este chico es tonto,- piensa Ángel -. A ver qué se le habrá ocurrido a esta cabeza loca...

Cuando va a entrar otra vez en la habitación, ve a Emma, durmiendo. Se queda en el resquicio de la puerta, mirándola. No se atreve siquiera a acercarse. Cierra otra vez la puerta y se va a la ducha. Después prepara el desayuno. Un desayuno digno de un emperador: café con leche, tostadas, mantequilla, mermelada, miel, zumo… Hasta una rosa. Lo coloca todo en una bandeja y entra despacio en la habitación. Se acerca a la cama. Deja la bandeja en la mesilla de su lado y llama a Emma con susurros. Emma se revuelve un par de veces antes de abrir los ojos.

- Buenos días, amor, te traigo el desayuno a la cama.

- ¿El desayuno en la cama?,- pregunta Emma, incorporándose -. Hacía mucho que no lo hacías… Y lo echaba de menos…

Ángel le pone la bandeja en el regazo cuando Emma ya se coloca en la cama, dispuesta a degustar tan maravilloso manjar. Emma prueba todo lo que su novio le ha preparado, pero al mirarle la cara, su sonrisa se desvanece.

- ¿Te ocurre algo, Ángel?

- ¿Por qué lo dices?

- Te noto raro… diferente… No sé…

- No es nada, tranquila,- fuerza una sonrisa -. Es que nunca me paré a pensar en lo guapa que estás…

- ¿Yo? ¿Guapa? ¿A estas horas, con estos pelos y comiendo como si se fuera a acabar el mundo?

Ángel baja la cabeza y sonríe la ironía de la rubia. Vuelve a levantar el rostro y la mira a los ojos. Esos ojos que le encandilaron la primera vez que los vio y que vuelven a hacerlo en ese momento, incluso con más fuerza y pasión. Ángel se dejó atrapar por esas pupilas que le hipnotizaban. Deseaba besarla, abrazarla, llorar en su hombro, susurrarla en su oído, perderse en su cuerpo, tal y como lo hizo anoche. Pero, sin saber por qué, no lo hizo. Le pareció mejor dejarlo así. Es más, pensó en cambiar de plan. Salir. Sí, salir con ella a dar un paseo, un gran paseo. Ir de compras con ella, comer en el centro comercial, ver una buena película en el cine. Quería volver a olvidar a Patricia. El día antes lo consiguió, y pretendía repetir el plan ese día. Pero, si para olvidar a la pucelana debía salir con Emma a divertirse, acabaría siendo todo muy agobiante y cansado. Pero es lo que hay.

- Emma,- le dice -. ¿Qué te parece salir hoy de compras todo el día?

Emma le mira extrañada. Ángel no era muy de ir de tiendas.

- Luego comemos en el centro comercial y nos vamos después al cine. ¿Qué me dices?

Emma se le queda mirando unos segundos. Después reacciona tomando la servilleta, se limpia la boca, deja la servilleta en la bandeja, carraspea levemente, entrelaza las manos y le mira seria.

- ¿Quién eres y qué has hecho con Ángel?

- No, no, no…,- ríe Ángel -. Soy yo, de verdad. Es que estoy un poco tontorrón estos días, no es nada.

- Bueno, pues el plan está bien, aunque no sé si tengo muchas ganas, la verdad. Deja que pase la mañana y te digo, ¿vale, amor?,- y se dan un pequeño beso en la boca.

Ángel sale de la habitación con la bandeja. La deja en la cocina y coge el móvil. Busca el mensaje de Dani y selecciona la opción de responder el mensaje.

sábado, 19 de diciembre de 2009

CAPITULO 5

- La verdad, tío, no sé qué decirte,- le contestó Dani, tras unos segundos -. Ahora soy yo el que tiene la duda. Sé que es difícil olvidar a una chica tan simpática como Patricia. Pero tú ya tienes novia. Es más, faltan... ¿cuánto?..., tres meses para la boda. Yo que tú, me centraría en el trabajo y en Emma. Sé que va a ser casi imposible, pero es lo mejor que puedo aconsejarte.

Ángel se termina la cerveza, le da unas tímidas "gracias" y se abrazan antes de salir del bar. Ángel regresa a su casa mientras Dani se queda en el bar, siguiéndole con la mirada. Si Ángel supiera que él también está pasando por lo mismo...

Ángel llega a casa, a la puerta, pero no se atreve a abrirla. Toma aire y gira la puerta. ¿Cómo podría olvidar a Patricia por esa noche y centrarse única y exclusivamente en Emma? ¿Cuál es la solución? La casa parecía desierta. Llama varias veces a Emma, pero no recibe réplica. Ángel se quita la chaqueta y la deja en el respaldo de la silla de la habitación. En la mesa encuentra una nota. "He ido de compras. No sé cuánto tardaré. Si a las nueve no estoy de vuelta, puedes ir preparando la cena. Te quiero mucho. Emma." Ángel se quedó leyendo y releyendo la última frase. Una lágrima huye de sus ojos y se cuelga por su mejilla para suicidarse cayendo al vacío y caer contra el suelo.

- Yo también te quiero...,- piensa el catalán.

Toma la nota, la estrecha contra su corazón y la guarda en un bolsillo de su chaqueta. Regresa al salón y abre un cajón para sacar un álbum de fotos. Todas de los dos. Ángel y Emma. Emma y Ángel. En Barcelona. En Madrid. En Nueva York. Si la ama tanto, ¿cómo puede ser que se haya enamorado de Patricia? Eso era un sinsentido. Era incomprensible. Y en un ataque de inconsciencia, coge el móvil y llama.

- ¿Emma?... Sí, soy yo, Ángel... ¿Dónde estás?... ¿Crees que podríamos...,- se mira el reloj -, quedar para ir al cine?... No sé, me apetece un cine ahora... Vale... Pues...,- vuelve a mirar el reloj -, en una hora estoy ahí... Emma... Te quiero...

Sí, esa era una buena idea. Un cine, un paseo, una cena en un restaurante… Y, si se tercia, hacerla ver que él la ama… Hacerla sentir que es mujer. Hacerla ver que es una entre un millón, más que Patricia. Sí, esa noche es sólo para Emma. Patricia quedaba desde ese momento desterrada de su cabeza. Ya no había sitio para ella. Sólo para Emma.

Y surtió efecto. Fueron a ver una película romántica. Luego dieron un largo y agradable paseo por el Retiro para terminar cenando como marqueses en un restaurante de lujo. Emma quedó maravillada con aquella cena. Y se sorprendió al ver que Ángel no ponía reparos a la hora de ver los precios.

- Sin duda, eres la excepción que hace la norma,- le dice con una sonrisa.

Al llegar a casa, Ángel se torna nervioso y torpe. Emma se da cuenta.

- ¿Te pasa algo, Ángel?

- No, nada…

Emma le besa. Ángel no sabe qué hacer, cómo actuar.

- Ángel…,- le dice poco después -. Que ya no tenemos 17 años… Llevamos varios años juntos… No me digas que te has puesto nervioso…

- Es que no quiero romper la magia de este día…

- Hasta el peor momento se vuelve el mejor si es contigo…

Y se van a la cama, envueltos en caricias y besos.

A la mañana siguiente, un sonido les desvela. Ángel tantea la mesilla de su lado hasta que coge el móvil. Con los ojos aún cansados, mira la pantalla. Un mensaje.

viernes, 18 de diciembre de 2009

CAPITULO 4

- ¿Patricia?

El grito de Dani hizo que todo el mundo se volviera a mirarlos. Ángel agacha la cabeza avergonzado mientras le chista. Dani mira a su alrededor. El sonrojo también conquistó sus mejillas.

- ¿Patricia?,- repitió Dani, en un susurro, gacho -. ¿Pero cómo?

- No lo sé… Fue de la noche a la mañana…

- Pero tú sigues amando a Emma, ¿verdad?

- ¡Con toda mi alma!,- Ángel miraba fijamente a Dani. Sus ojos brillaban como pocas veces -. Pero es que Patricia…,- vuelve a desviar su mirada -. Patricia… ¿No te has parado nunca a verla detenidamente? Sus ojos, con ese brillo tan particular… Ese cabello tan suave… Esa sonrisa que te alegra hasta el peor de tus días…,- Dani escuchaba atentamente -. ¿Es que nunca te has fijado en ello? ¡Vamos, tío! Vale que tu sección dure apenas diez o quince minutos, pero es más que suficiente para que te fijes un momento. No me di cuenta en estos últimos años hasta hace unos días… Vino Dani Martín a buscarla a los estudios… Les vi abrazarse, besarse… Se respiraba tanto amor… Emma nunca vino a los estudios… Ni siquiera una simple llamada… Y ahí noté un no sé qué que me invadió toda mi alma… No supe qué era hasta que el otro día ella me besó…,- Dani quedó boquiabierto -. No, no es lo que piensas. Fue un beso en la mejilla. No recuerdo a qué vino aquello, pero fue suficiente para hacerme temblar, hacer que mis piernas vacilaran, que mi mente se nublara y que mi alma abandonara mi cuerpo. No supe reaccionar. Me quedé de piedra. Ella me hablaba y yo me quedé ahí, como un imbécil, sin poder articular una sola palabra. Pero…,- Ángel se paró en seco.

- ¿Pero qué?,- Dani seguía la explicación de Ángel sin apenas parpadear, como si fuera a perderse algo importante de la conversación.

- Pero…,- Ángel cierra los ojos, como buscando fuerzas para seguir, al tiempo que se mordía el labio inferior -. Pero… Aquel beso… ¡Oh, Dios…!

- ¿Qué? ¡Qué!,- Dani le alentaba excitado. Ángel se estaba volviendo rojo por momentos. Pide a su amigo que se acercara a él.

- Creo que me empalmé y todo…,- le susurra al oído.

Dani no salía de su asombro.

- Nunca antes me había pasado nada parecido,- continuaba un Ángel totalmente avergonzado -. Ni siquiera con Emma. Y tengo miedo de emparanoiarme con esto, y que Emma llegue a enterarse… Por favor te lo pido. Sé discreto y no se lo cuentes a nadie… A nadie,- Ángel recalcó mucho la última palabra.

Ángel vuelve a sumergirse en la adoración hacia su cerveza. Dani le mira durante unos segundos para luego volverse a un lado. Sus ojos casi se salían de sus órbitas. Pensaba en lo que su amigo le había confesado. ¿A Ángel le gustaba Patricia? ¡A Ángel le gustaba Patricia! ¡No se lo podía creer! Él también empezó a tener ganas de contárselo a alguien, era una noticia de gran impacto, pero Ángel era su amigo, no quería destrozarle la vida contándoselo a alguien y que luego Emma se enterara y… Y Patricia también… No, si se supiera esa noticia, sus vidas ya no serán las mismas. ¿Qué debía hacer él ahora? ¿Contarlo? ¿Callarse? ¿Animar a Ángel? ¿Decirle que desista? ¿Qué? Intentaba ponerse en su misma posición, y un alud de preguntas invadía su cerebro. Él tampoco sabría qué hacer. Tras mesarse durante un largo rato la barba, vuelve su mirada a Ángel. Una mirada de comprensión, de tristeza y, por qué no decirlo, de decepción.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

CAPITULO 3

Ángel llegó hasta la puerta del bar, pero no se atrevía a entrar. Miró por las ventanas y ahí estaba, esperándole. Ángel empezaba a arrepentirse de haberle llamado, pero no tenía otra opción. Era decírselo o estallar por dentro. Volvió a mirar. Se percibía el nerviosismo en el ambiente. Tragos cada vez más seguidos y largos de la cerveza, vistazos al reloj, un segundo cigarrillo apenas apagado el anterior. Tragó saliva y entró.

- ¡Joder, Ángel! ¡Creía que ya no vendrías!,- se notaba el enfado en su tono de voz.

- Perdona Dani…,- Ángel apenas le podía mirar a la cara.

- ¿Te pasa algo?,- Dani comprendía -. Cuéntame.

- Verás… Es que no sé cómo decírtelo…

- Ángel…,- Dani apoya su mano en el hombro de Ángel -. Soy tu amigo. Ya sabes que cualquier cosa que te pase me lo puedes contar.

Ángel miraba nervioso a todas partes. Dani lo sabía y trató de calmarle pidiendo otra cerveza para su amigo.

- Verás Dani…,- Ángel miraba su vaso, sentado a la barra -. No sé cómo explicarlo, pero… Me encuentro en un conflicto.- Dani le miraba fijamente, como si tuviera miedo a perderse algo de la conversación -. Sabes que Emma y yo llevamos años juntos. Vivimos juntos, tenemos la hipoteca de la casa a partes iguales, e incluso llevamos unos meses pensando en ampliar la familia…,- Dani no pudo evitar sonrojarse con el último comentario. Ángel cuidando de un bebé… -. Pero es que…

- ¡No me digas que vas a romper con ella!,- Dani se sorprendió.

- ¡No, por Dios!,- Ángel por fin apartó la mirada del vaso y se posó en los azabaches del rostro de Dani -. Eso jamás…

- Dime entonces…

- Me temo que hay otra persona…,- Ángel no conseguía dejar la mirada en un punto fijo; volvió al vaso.

- ¿Cómo que hay otra persona?

- Sí…,- respondió tímidamente Ángel.

- Y… ¿la conozco?,- Ángel ladeó un poco la cabeza. Dani entendió y sonrió levemente -. ¿Quién es?

- No me atrevo a decir siquiera su nombre. Es que si lo digo me sentiría como si ya le fuera infiel a Emma. No puedo, Dani. No puedo.

- No me digas que es alguien del programa…

- Pues sí… Sí…,- la voz de Ángel estaba cada vez más falta de volumen.

- Pero… ¿lo sabe Emma?

- No. No lo sabe… Ni ella ni nadie más. Sólo tú…

- Bueno, y dime… ¿Quién es?

- Dani… No… No me obligues, que ya me siento mal…

- Entonces, ¿por qué me has llamado si al final no me lo vas a decir?

- Necesito decírselo a alguien, a alguien de confianza, que me guarde el secreto, pero cuanto más quiero contártelo, más me cuesta…

- Bueno…,- Dani apaga el cigarrillo en el cenicero, toma una servilleta de papel y se saca un bolígrafo del bolsillo de su chaqueta -. Si no me lo puedes decir, escríbelo,- y le entrega papel y boli.

Ángel lo coge y se dispone a escribir, pero algo le detiene. Se queda mirando el blanco de la servilleta, con el logotipo del bar. No conseguía hacer que la punta del bolígrafo tocara el papel. Dani le llama un par de veces y chasquea los dedos delante de sus ojos. Ángel se envalentona y comienza a escribir. Dani abre los ojos de par en par a medida que Ángel añade una letra más.

martes, 15 de diciembre de 2009

CAPITULO 2

Nada más entrar, Ángel sintió la televisión encendida. Entra en el salón y la apaga. Se vuelve y se queda mirando a la bella durmiente que reposaba en el sofá. Ángel agacha la cabeza, entristecido.

- Oh, Emma...

Sale del salón. No puede mirarla. En su cabeza pelean tantos sentimientos... ¿Cómo puede hacerle eso? ¿Cómo? La ama tanto que no soporta tener que enamorarse de otra... Pero son muchos años, y, como dice el refrán, "el roce hace el cariño".

Ángel se va al baño, abre la ducha y se desnuda, aún sumido en sus pensamientos. Se mira al espejo. Su rostro mostraba un Ángel preocupado, triste. ¿Dónde están esos ojos alegres? ¿Dónde esa pícara sonrisa?

- ¿Dónde estás, Ángel?,- se dice a sí mismo.

Se mete en la ducha y deja que el agua le empape todo el cuerpo, esperando poder limpiarse de esta manera de esos impuros pensamientos que le invaden. Él es, ha sido, y será siempre hombre de una sola mujer, pero no puede dejar de pensar en ella... En sus ojos... Su cabello... Su sonrisa...

De repente, un golpe le sobresalta.

- ¿Ángel?,- le preguntan desde el otro lado de la puerta -. ¿Eres tú?

- Sí, Emma... Ya he vuelto...

- Me he quedado dormida. Cuando desperté oí el agua de la ducha correr y me asusté.

- Tranquila, que soy yo. Ahora salgo.

El agua caía por su rostro, camuflando sus lágrimas. La amaba tanto... Pero no, no podía hacerle eso. Amaba a Emma. La amaba con locura, pero es que... Necesitaba contarlo, necesitaba un consejo, pero a Emma no. Eso la haría mucho daño, y él no quería lastimarla. Sólo había una persona en quien podía confiar y a quien podía confiarle este secreto. Así que en cuanto sale de la ducha, va a la habitación, cierra la puerta, coge el móvil y marca. Necesitaba desahogarse cuanto antes. Al sonar el primer tono, cuelga asustado.

- ¿Qué estoy haciendo?,- piensa -. ¿Cómo se lo voy a contar? Seguro que a la mínima se lo dice a alguien y Emma acabaría enterándose... Y también... No, no puedo...,- mira el móvil. Su mano comenzaba a temblar -. Pero, por otro lado, si no se lo digo a nadie...,- su dedo rozaba, acariciaba el 6. Se anima y vuelve a marcar, pero no se atreve a apretar el botón verde. Un sudor frío hizo su aparición en su frente cuando se acerca el móvil al oído y suena el primer tono. No se podía creer lo que iba a hacer. Segundo tono. El corazón le latía muy rápido. Tercer tono. Comenzaba a marearse.

- ¿Sí?,- contestan por el otro lado.

A Ángel no le salían las palabras.

- ¿Hola?

- Ho... hola...,- apenas un hilo de voz la salía de la boca.

- ¿Ángel? ¿Eres tú?

- Oye... ¿Puedo hablar contigo?

- ¿Ahora?,- la otra voz denotaba cierta desilusión -. Es que me iba ahora al cine...

- No te preocupes. Mañana te pago la entrada.

- De acuerdo,- contesta la voz, tras unos segundos en silencio y chasqueando la lengua.

lunes, 14 de diciembre de 2009

CAPITULO 1

Bueno,pues aki teneis la sorpresa q os dije. A ver q os parece….

CAPITULO 1

Había acabado el programa y, como siempre, un gran éxito, a pesar de que Tino ese día no estaba muy puesto, hubo algún problema con los vídeos y Berta al final estalló… en carcajadas en su enésima imitación de Pepa Jiménez. Cuando el público se fue, el equipo se fue a sus camerinos. Todos se fueron hablando entre sí, riendo. Dani tomó a Ángel del cuello, lo sujetó con su brazo y frotó su puño contra la cráneo del enano.

- Debo dejar de imitar a mujeres,- decía Miki -. Esto de andar con tacones en extrañamente cómodo…

Los demás rieron.

Cuando ya se habían cambiado, Ángel se encontró con Patricia, y la acompañó hasta la salida. Hablaban de cosas: del programa, de si iban a quedar todos esa noche… Al abrir la puerta, se encontraron con un hombre. Patricia le ve y corre hasta él para llenarle la cara de besos. Ángel se para frente a la puerta.

- Lo siento, Ángel,- respondió la rubia mientras se alejaba -. Esta noche tendréis que salir sin mí.

Ángel se quedó ahí, inmóvil, como una estatua. Volvió a pasar…

- ¡Ey, Ángel!

Dani le sorprendió desde detrás. Ángel dio un respingo.

- ¿Qué pasa?
- No… Nada…
- ¡Joder, tío! ¡Menuda cara!
- La que venía de serie…
- Llevas así no sé cuántos días,- Dani se vuelve serio -. ¿Se puede saber qué te pasa?
- Nada,- le da la espalda para marcharse.

Dani le toma del hombro, pero Ángel da un rápido golpe de hombro y se deshace de Dani. Éste se queda perplejo.

- ¿Me acercas a casa o qué?,- pregunta apático desde la otra punta del aparcamiento.

Dani no sabe cómo reaccionar, hasta que al final se adelanta hasta su amigo y le abre la puerta de su coche.

Ángel se pasó todo el trayecto apoyando la cabeza en la ventanilla del copiloto, mirando afuera, pero sin fijarse en nada en concreto. Dani le miraba de vez en cuando de reojo. Aquello no era normal. Algo le pasaba… Y todo empezó aquel día… ¿Tendría algo que ver?

- Dani…
- ¿Sí?,- Dani se sobresaltó.
- Te acabas de saltar un semáforo en rojo…
- ¿Qué?,- Dani miraba por el retrovisor asustado.
- Era broma…

Sería broma, pero Ángel ni siquiera hizo un amago de media sonrisa.

- No estás a lo que estás…,- Ángel estaba totalmente apático.
- Esto… Ángel…

Dani quería saber lo que le pasaba al enano, pero no le salían las palabras.

Al final llegaron a casa de Ángel. Éste baja del coche y se despide sin volverse. Dani le observa con la puerta abierta. Se estaba preocupando.

Ángel saca las llaves del bolsillo y abre la puerta.