martes, 29 de diciembre de 2009

CAPITULO 14

- No quiero hablar de eso...,- responde tímida Patricia, volviendo el rostro.

- Pero yo sí,- contesta Ángel, dulcemente.

La miraba de una manera tan dulce... Se lamentaba por hacerla llorar recordando aquella noche, aquel momento tan traumático para ella, pero el único método para que ella se librara de aquel sufrimiento era hablarlo.

- ¿Por qué me mentiste?,- pregunta él.

- ¿Cómo?

- ¿Por qué me dijiste aquella vez que no pasó nada?

- Porque no pasó nada. Nada de nada.

- Pero esta es la prueba irrefutable de que algo pasó,- y vuelve a señalar lo que llevaba entre las manos.

- Eso no es mío.

- No mientas más.

Ángel trata de volverle el rostro tomándole de la barbilla, pero Patricia vuelve a reaccionar violentamente. Se separa de su compañero rauda y se vuelve a abrazar a sus rodillas en un rincón del cuarto. Ángel recuerda aquella noche...

- Patricia, no puedo más. No soporto que reacciones así. Lo siento, ¿vale? Eres mi amiga y jamás quise hacerte daño. Lamento mucho que hayamos llegado a esta situación, pero, si me dejaras enmendarlo...

- No tienes por qué...,- Patricia seguía sin poder mirarle a los ojos.

- ¡Sí que tengo!,- el tono de voz de Ángel tornaba entre eufórico y nervioso -. Si ese niño que esperas es mío, haré todo lo posible porque tenga la mejor infancia del mundo...

-Ángel, para. No sabes de lo que hablas...

- Emma y yo tratamos desde hace años tener hijos, pero nunca lo conseguimos. Y ahora que por fin voy a ser padre, trataré de ser el mejor padre del mundo... Aunque la madre no sea mi novia...

- Ángel, calla, por favor...

-Patricia...,- se acerca de nuevo a la rubia, y cuando trata de abrazarla, ésta reacciona brutalmente, gritando como una loca. Ángel se asusta.

- ¡Vete! ¡Vete!,- grita Patricia mientras llora, tratando de esconderse en la esquina donde se refugiaba.

Ángel se levanta contrariado.

- Pero, Patricia...

Patricia toma lo primero que ve y se lo lanza. Ángel se agacha a tiempo de salvarse de ser golpeado.

- ¡Patricia!

-¡Que te vayas!,- los gritos de Patricia se volvían cada vez más histéricos.

Ángel sale del camerino. Un tumulto de personas comenzaron a arremolinarse a la entrada del camerino.

- ¿Qué pasa?

Una mano retiene a Ángel, quien mantenía el miedo en la mirada. Miedo que se volvía ira al descubrir a su interlocutor.

- Contigo yo quería hablar...,- responde Ángel, llevándoselo a un aparte.

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