martes, 22 de diciembre de 2009

CAPITULO 8

- No puede ser…

Ángel aparta a Dani de un manotazo, se adelanta entre el jolgorio y llega a una espalda. Toca el hombro.

- ¡Ángel!

- ¡Patricia!

La alegría de la presentadora contrastaba con la sorpresa del humorista.

- ¿Qué haces aquí?,- Ángel seguía sin creerse lo que estaba viendo.

- Había quedado con unas amigas para salir.- Patricia irradiaba alegría por los cuatro costados -. Es que Dani empieza nueva gira y me quedo sola en casa, y unas amigas me han animado para salir esta noche a animarme. ¿Y tú? ¿Estás con Emma? ¡Hace que no hablo con ella siglos!

- No, no… Está en casa…

Ángel se sentía muy mal, como si tan sólo hablar con ella fuera motivo de infidelidad para con Emma.

- ¿Y con quién estás? Porque tú no eres de los que salen a divertirse solos.

- Pues estaba con…,- Ángel se da la vuelta para señalar a Dani, pero no le ve. Le busca con la mirada. Patricia otea el lugar.

- ¿Con quién?,- pregunta divertida.

- Si hace un minuto estaba ahí…,- susurra Ángel.

- Anda, quédate con nosotras un rato,- le toma del brazo.

- Lo siento, pero no. Ya me gustaría, pero tengo que buscar a…,- Ángel se deshace de ella y se aleja en dirección a la barra.

- ¡Vale! ¡Nos vemos el lunes!,- y le saluda agitando el brazo sobre su cabeza.

Ángel intenta llegar hasta la barra y pregunta al camarero.

- ¿Sabes dónde está mi amigo? ¿El que estaba hasta hace poco aquí?

El camarero le señala la salida del local. Ángel corre hasta ella y sale a la calle. El frío era tremendo, comparando con el calor que hacía dentro. El volumen de la música era muy fuerte, por lo que los gritos de Ángel en la calle llamando a su amigo no se sabe si era para que Dani le oyera o para que él mismo se oyese. Finalmente le encuentra sentado en un banco de piedra. La luz de la farola le delataba impunemente. Ángel corre hasta él. Le toma del hombro. Dani se sorprende al sentirle y le rehúye, dándole la espalda.

- Dani, tío. Lo siento. Perdona por haberte hecho aquello, pero es que acababa de ver a… ¿Estás llorando?

- No,- responde Dani, entre sollozos -. Déjame.

Ángel trataba de mirarle a la cara, pero Dani se hacía el estrecho. Ángel, ante la cabezonería de su amigo, le toma de la barbilla y le hace volverse. Sus ojos aún rezumaban la tristeza de la que empezaba a ser víctima.

- Dani, cuéntame. No creo que llores por dejarte con la palabra en la boca en la discoteca.

Ángel se sienta junto a él. Dani le miraba a los ojos y sonríe patéticamente. Se limpia el rostro.

- Tranquilo. No es nada que no arregle una buena cerveza.

- Pero…

- No te comas la cabeza. Es que con el alcohol me entra una llorera…,- se levanta y toma a Ángel del brazo -. ¿Seguimos con lo nuestro?

- Oye… Antes de que te interrumpiera me ibas a contar algo…

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