sábado, 19 de diciembre de 2009

CAPITULO 5

- La verdad, tío, no sé qué decirte,- le contestó Dani, tras unos segundos -. Ahora soy yo el que tiene la duda. Sé que es difícil olvidar a una chica tan simpática como Patricia. Pero tú ya tienes novia. Es más, faltan... ¿cuánto?..., tres meses para la boda. Yo que tú, me centraría en el trabajo y en Emma. Sé que va a ser casi imposible, pero es lo mejor que puedo aconsejarte.

Ángel se termina la cerveza, le da unas tímidas "gracias" y se abrazan antes de salir del bar. Ángel regresa a su casa mientras Dani se queda en el bar, siguiéndole con la mirada. Si Ángel supiera que él también está pasando por lo mismo...

Ángel llega a casa, a la puerta, pero no se atreve a abrirla. Toma aire y gira la puerta. ¿Cómo podría olvidar a Patricia por esa noche y centrarse única y exclusivamente en Emma? ¿Cuál es la solución? La casa parecía desierta. Llama varias veces a Emma, pero no recibe réplica. Ángel se quita la chaqueta y la deja en el respaldo de la silla de la habitación. En la mesa encuentra una nota. "He ido de compras. No sé cuánto tardaré. Si a las nueve no estoy de vuelta, puedes ir preparando la cena. Te quiero mucho. Emma." Ángel se quedó leyendo y releyendo la última frase. Una lágrima huye de sus ojos y se cuelga por su mejilla para suicidarse cayendo al vacío y caer contra el suelo.

- Yo también te quiero...,- piensa el catalán.

Toma la nota, la estrecha contra su corazón y la guarda en un bolsillo de su chaqueta. Regresa al salón y abre un cajón para sacar un álbum de fotos. Todas de los dos. Ángel y Emma. Emma y Ángel. En Barcelona. En Madrid. En Nueva York. Si la ama tanto, ¿cómo puede ser que se haya enamorado de Patricia? Eso era un sinsentido. Era incomprensible. Y en un ataque de inconsciencia, coge el móvil y llama.

- ¿Emma?... Sí, soy yo, Ángel... ¿Dónde estás?... ¿Crees que podríamos...,- se mira el reloj -, quedar para ir al cine?... No sé, me apetece un cine ahora... Vale... Pues...,- vuelve a mirar el reloj -, en una hora estoy ahí... Emma... Te quiero...

Sí, esa era una buena idea. Un cine, un paseo, una cena en un restaurante… Y, si se tercia, hacerla ver que él la ama… Hacerla sentir que es mujer. Hacerla ver que es una entre un millón, más que Patricia. Sí, esa noche es sólo para Emma. Patricia quedaba desde ese momento desterrada de su cabeza. Ya no había sitio para ella. Sólo para Emma.

Y surtió efecto. Fueron a ver una película romántica. Luego dieron un largo y agradable paseo por el Retiro para terminar cenando como marqueses en un restaurante de lujo. Emma quedó maravillada con aquella cena. Y se sorprendió al ver que Ángel no ponía reparos a la hora de ver los precios.

- Sin duda, eres la excepción que hace la norma,- le dice con una sonrisa.

Al llegar a casa, Ángel se torna nervioso y torpe. Emma se da cuenta.

- ¿Te pasa algo, Ángel?

- No, nada…

Emma le besa. Ángel no sabe qué hacer, cómo actuar.

- Ángel…,- le dice poco después -. Que ya no tenemos 17 años… Llevamos varios años juntos… No me digas que te has puesto nervioso…

- Es que no quiero romper la magia de este día…

- Hasta el peor momento se vuelve el mejor si es contigo…

Y se van a la cama, envueltos en caricias y besos.

A la mañana siguiente, un sonido les desvela. Ángel tantea la mesilla de su lado hasta que coge el móvil. Con los ojos aún cansados, mira la pantalla. Un mensaje.

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