domingo, 20 de diciembre de 2009

CAPITULO 6

- ¿Quién es?,- pregunta Emma, somnolienta.

- ¿Eh? No, nadie…,- responde Ángel, tapando la pantalla.

Emma se vuelve a dormir y Ángel aprovecha para levantarse de la cama y salir de la habitación. Al cerrar la puerta, vuelve a leer el mensaje:

- “De: Dani Mateo. Hora: 10:26 14/05/09. Ángel, ya sé q hacer xa animart. Puedes kedar esta noxe, a eso d las 10?”

- Este chico es tonto,- piensa Ángel -. A ver qué se le habrá ocurrido a esta cabeza loca...

Cuando va a entrar otra vez en la habitación, ve a Emma, durmiendo. Se queda en el resquicio de la puerta, mirándola. No se atreve siquiera a acercarse. Cierra otra vez la puerta y se va a la ducha. Después prepara el desayuno. Un desayuno digno de un emperador: café con leche, tostadas, mantequilla, mermelada, miel, zumo… Hasta una rosa. Lo coloca todo en una bandeja y entra despacio en la habitación. Se acerca a la cama. Deja la bandeja en la mesilla de su lado y llama a Emma con susurros. Emma se revuelve un par de veces antes de abrir los ojos.

- Buenos días, amor, te traigo el desayuno a la cama.

- ¿El desayuno en la cama?,- pregunta Emma, incorporándose -. Hacía mucho que no lo hacías… Y lo echaba de menos…

Ángel le pone la bandeja en el regazo cuando Emma ya se coloca en la cama, dispuesta a degustar tan maravilloso manjar. Emma prueba todo lo que su novio le ha preparado, pero al mirarle la cara, su sonrisa se desvanece.

- ¿Te ocurre algo, Ángel?

- ¿Por qué lo dices?

- Te noto raro… diferente… No sé…

- No es nada, tranquila,- fuerza una sonrisa -. Es que nunca me paré a pensar en lo guapa que estás…

- ¿Yo? ¿Guapa? ¿A estas horas, con estos pelos y comiendo como si se fuera a acabar el mundo?

Ángel baja la cabeza y sonríe la ironía de la rubia. Vuelve a levantar el rostro y la mira a los ojos. Esos ojos que le encandilaron la primera vez que los vio y que vuelven a hacerlo en ese momento, incluso con más fuerza y pasión. Ángel se dejó atrapar por esas pupilas que le hipnotizaban. Deseaba besarla, abrazarla, llorar en su hombro, susurrarla en su oído, perderse en su cuerpo, tal y como lo hizo anoche. Pero, sin saber por qué, no lo hizo. Le pareció mejor dejarlo así. Es más, pensó en cambiar de plan. Salir. Sí, salir con ella a dar un paseo, un gran paseo. Ir de compras con ella, comer en el centro comercial, ver una buena película en el cine. Quería volver a olvidar a Patricia. El día antes lo consiguió, y pretendía repetir el plan ese día. Pero, si para olvidar a la pucelana debía salir con Emma a divertirse, acabaría siendo todo muy agobiante y cansado. Pero es lo que hay.

- Emma,- le dice -. ¿Qué te parece salir hoy de compras todo el día?

Emma le mira extrañada. Ángel no era muy de ir de tiendas.

- Luego comemos en el centro comercial y nos vamos después al cine. ¿Qué me dices?

Emma se le queda mirando unos segundos. Después reacciona tomando la servilleta, se limpia la boca, deja la servilleta en la bandeja, carraspea levemente, entrelaza las manos y le mira seria.

- ¿Quién eres y qué has hecho con Ángel?

- No, no, no…,- ríe Ángel -. Soy yo, de verdad. Es que estoy un poco tontorrón estos días, no es nada.

- Bueno, pues el plan está bien, aunque no sé si tengo muchas ganas, la verdad. Deja que pase la mañana y te digo, ¿vale, amor?,- y se dan un pequeño beso en la boca.

Ángel sale de la habitación con la bandeja. La deja en la cocina y coge el móvil. Busca el mensaje de Dani y selecciona la opción de responder el mensaje.

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