jueves, 28 de enero de 2010

CAPITULO 45

Dani se pasó el resto de la tarde pensando en aquella medio cita que tan maquiavélicamente habían planeado Patricia y Ángel. Las dos horas de aquella película se le hicieron eternas. Apenas se movió de su silla. No podía mirar a Berta. Y Berta igualmente no separó sus ojos de la pantalla. Se podía palpar la tensión dentro de la sala de cine. Pero lo que más le desencajó fue la reacción de Berta. Se abrazó a él. Así, sin más. Fueron apenas unos segundos, pero lo justo para que Dani pensara...

Desde entonces no se dirigieron palabra alguna. A la salida del cine, fueron a dar un breve paseo hasta el Retiro. Y ahí seguían, viendo el atardecer en el horizonte, sentados en un banco, uno a cada lado, sin mediar palabra.

- ¿Qué te pareció la peli?,- Berta hablaba en susurros inaudibles.

- ¿Eh? Bastante buena...,- Dani se estaba quedando sin piedras que tirar al estanque.

- Perdona por aquello...

- No, si no pasa nada...

- A mí las de miedo no me calan tanto... Pero es que es verlo en el cine, ahí, en esa pantalla, tan grande... Parece que vaya a salir a por ti...

- Tranquila...,- Dani todavía podía sentir el abrazo de Berta, el olor de su cabello. En medio del sempiterno silencio se oyen dar las diez de la noche. Berta se levanta.

- Bueno... Dani... Yo ya me tengo que ir a casa...,- Dani la mira. Se levanta de un salto, como accionado por un muelle.

- Te acompaño,- tartamudea.

- No hace falta... No tengo quince años...

- Sí que hace falta... Después de ver esa peli, creo que tengo el deber de acompañarte hasta tu casa... si no te importa...

- Gracias,- sonríe ella.

Retoman el camino. Harto del silencio tan incómodo que se estaba apoderando de la situación, Dani decide buscar un tema de conversación.

- Parece que refresca...,- el tan siempre socorrido tema del tiempo.

- Sí... Eso parece...,- Berta se abraza a sí misma. Dani, con cierta torpeza, se quita la chaqueta y se la pone encima a Berta. Ésta lo agradece con otra sonrisa, pero al momento se la quita y se la da. Dani le rechaza la invitación -. Pero te has quedado en manga corta. Pasarás frío.

- No es para tanto...

- Dani... Lo cortés no quita lo valiente...

- No te preocupes, de verdad...

El largo camino hasta la casa de la extremeña se hizo asombrosamente breve. Por fin la mojigatería de la que estaban haciendo gala los dos desapareció y volvieron a hablar de todo un poco, como amigos que eran. Al llegar al portal, aquella ilusión desapareció.

- Gracias por acompañarme a casa, Dani...,- Berta miraba al suelo.

- No es nada...,- Dani miraba igualmente al suelo, aunque no podía evitar fijarse en su rubia cabellera. Berta se quita otra vez la chaqueta y se la devuelve, gesto que Dani nuevamente rehúsa.

- Deberías quedártela... Estás tiritando...

- Que no hace falta, de verdad...,- sus vampíricos dientes estaban perdiendo ese morbo que tanto le caracterizaba con el temblor.

- Bueno... Pues gracias otra vez... Buenas noches,- al despedirse, intentan besarse en las mejillas, pero la torpeza y la timidez les cohíbe, y terminan por darse la mano -. Nos vemos el lunes...

Dani se da la vuelta para irse, mientras Berta saca las llaves y abre la puerta, pero posa su frente en ésta, cierra los ojos, levanta el rostro y se da la vuelta.

- ¡Dani!,- Dani se vuelve -. Esto... ¿Quieres subir a casa a tomar algo?

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