martes, 19 de enero de 2010

CAPITULO 35

- ¿Seguro que funcionará?

Ángel miraba a Patricia como si la dijera "¿eso a que viene ahora?". Y era verdad. No era el momento ni el lugar. Ángel, después de todo lo ocurrido durante aquellos días, decidió descansar y dedicar aquella noche a Patricia y a él. A los dos. Se lo merecían. Preparó una cena digna de cualquier restaurante de cinco tenedores. Apagó la luz para dejar que las velas ambientaran el salón. Puso un disco de música que él mismo grabó... aunque tuvo que quitarlo, ya que la mitad de las canciones se grabaron mal.

Durante toda la cena se miraron a los ojos, hicieron manitas, sonreían. Y Ángel, en un gesto típico suyo, comenzó la que quizá fuera la conversación más surrealista. "¿Cómo te llamas?". Patricia le miró sin comprender. "Es mejor que empecemos así, como si no nos conociéramos. Creo que mejoraría la cita".

Y mucho que mejoró. Acabaron los dos en la bañera.

- ¿Seguro que funcionará?

- ¡Seguro!,- contesta Ángel, seguro de sí mismo -. Recuerda lo que dijo Berta, que estaba enamorada de Dani. Y Dani es eso lo que necesita, que le amen.

- Pero te fuiste de la habitación sin saber...

- Conozco a Dani desde siempre. Estoy seguro que se sentirá bien con Berta. Y, si no funciona la cosa, al menos tendrá en Berta una gran amiga.

El agua de la bañera, al principio caliente, estaba ya templándose. Patricia, con un altísimo moño, estaba recostada en la bañera, apoyando su espalda en Ángel, quien, sentado y apoyado en la bañera, la hacía un hueco mientras la abraza por la cintura.

- Patricia...,- Ángel hablaba serio y tímido a la vez.

- Dime,- Patricia miraba y jugaba con la espuma en sus manos.

- ¿Qué tal estás?

- Bien, muy bien,- Patricia le mira sorprendida.

- Me refiero a...,- y le acaricia el vientre.

- ¡Oh!,- Patricia se mira -. ¡Me había olvidado por completo! Pues sí, estoy muy bien, de verdad.

- ¿No te recuerda a...?

- ¡No, no!,-Patricia, a duras penas, se vuelve y se queda de frente a Ángel -. Sólo me recuerda a ti. Mi héroe. Mi salvador,- y le besa sensualmente.

- Pues a mí...

- Ángel,- Patricia le mira a los ojos mientras le acaricia la mejilla -. No pienses en ello. Yo ya no lo hago. Porque tú me salvaste.

- Pero no a tiempo...,- el rostro de Ángel se ensombrecía.

- Ángel. Lo importante es que te portaste como un caballero. Como un héroe. Me siento como la damisela en apuros que es rescatada por su caballero de la brillante armadura por un malvado dragón,- toma una de las manos de Ángel y se la lleva a su vientre -. Y esta es tu recompensa.

Ángel mira el vientre de Patricia. Luego la mira a los ojos. Sonríe con cierta amargura. Patricia le besa. Se abrazan. En ese momento, Ángel se sumerge en el agua, llevando a Patricia consigo. La rubia se incorpora. Se quita el jabón de la cara y busca una toalla para secarse el rostro. Ángel ríe mientras se quita el agua de la cara con la mano. Patricia le salpica, divertida. Y comienzan a jugar hasta que suena el móvil.

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