jueves, 14 de enero de 2010

CAPITULO 30

Ángel se quedó de piedra. ¿Berta dijo lo que él acababa de oír? ¿Dani le... le...? ¿Dani le amaba? Su cabeza empezó a darle vueltas. ¡Pero si tiene novia! De repente, le vino a la memoria una frase que le dijo esa tarde, durante la pelea. "Si amas a un compañero del trabajo te lo callas". ¿Eso venía también por ellos dos? ¿Dani se refería también a sí mismo? El llanto de Berta le hizo volver a la realidad. La toma por los hombros y la agita, nervioso.

- ¿Cómo que me ama?,- Berta no podía continuar por la llorera -. ¡Berta! ¿Cómo que me ama?,- Ángel estaba muy nervioso.

- Sí...,- Berta apenas podía hablar por las lágrimas -. Me lo dijo...

- ¿Cuándo?

- Cuando...,- no puede seguir.

- ¿Cuándo?,- Ángel estaba al límite.

- Fue hace unos días... Me lo encontré en su camerino llorando. No quise decirle nada. No me gusta hablar de esas cosas, pero me dio una corazonada de que tenía que preguntarle. Al principio me dio largas, pero conseguí que me lo dijera. Lloraba porque te gustaba Patricia... a la vez que Emma... Me dijo que estaba haciendo lo posible por que te olvidaras de Patricia, pero...

- ¿Pero?

- Pero... Yo le dije que me alegraba por él, porque veía que ese triángulo en el que estabas envuelto él lo iba a solucionar, pero...

- ¿Qué más, Berta? ¿Qué más?

- Me haces daño...,- susurra asustada la extremeña.

- Y más que te voy a hacer si no me lo cuentas todo,- los ojos de Ángel estaban inyectados en sangre. Berta vuelve el rostro. Ángel la agita una vez más -. ¡Berta, por amor de Dios!

- Pero es todo culpa mía...

- ¿Por qué no dejas de decir esa estupidez?

- ¡Porque es verdad!,- Berta le grita a Ángel. Le mira a los ojos. Su mirada mezclaba ansiedad, tristeza y, sobre todo, culpabilidad. Ángel se apiada de ella y la abraza. Berta termina de desahogarse sobre su hombro -. Soy una idiota... Le dije que una amiga estaba pasando por lo mismo que tú... O al menos algo parecido... Le dije que mi amiga amaba a un chico que ya tiene novia... Dani, no sé cómo, se dio cuenta (quizás por mis gestos), y se enfadó conmigo. Es comprensible... Si ya estaba mal por amar a su amigo, que ya estaba enfrentado por amar a dos mujeres a la vez, y que ve que nunca podrá ganar a ninguna de las dos, imagínate que le digan que le aman a él...

Ángel la aparta de sí, asustado.

- ¿Amas a Dani?

El asentimiento de Berta fue la respuesta más contundente que Ángel jamás escuchó en su vida. Y como un valiente soldado que se adentra en el violento y horrendo mundo de la guerra, Ángel atraviesa la entrada del hospital.

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