martes, 12 de enero de 2010

CAPITULO 28

Las maquilladoras se alejaron de ellos. Ángel no podía mirarle a los ojos. Estaba nervioso, otra vez. Dani se da cuenta y pone su mano en su hombro.

- ¿Qué pasa, Ángel?

Dani intentaba mirarle a los ojos, pero Ángel le esquivaba.

- Verás...,- responde Ángel -. Es que no lo puedo ocultar más, se lo tengo que decir a alguien, y tú eres el único en quien confío.

- ¿Qué pasa? Dímelo ya.

Ángel logra alzar el rostro. Sus ojos empezaban a empañarse.

- He roto con Emma...

- Oh...,- Dani no sabía cómo actuar, ni qué decir. Sólo podía mirarle con ternura y abrazarle -. ¿Cuándo?

- Pues... la semana pasada...

- ¿Qué ocurrió?,- Dani le sujeta el rostro entre sus manos.

- Pues...,- Silencio -. Que se lo dije, Dani... Se lo dije...

Dani le mira extrañado, pero pronto se da cuenta.

- ¿Le dijiste...?,- alza la voz sin querer. Se calla, mira a su alrededor, se acerca a su amigo y murmura -. ¿Le dijiste que te gusta Patricia?

- Sí...

- ¿Y cómo se lo tomó?

- Pues...,- Ángel se acaricia la mejilla.

- Comprendo.

- Y me lo merezco, porque hacerle eso a Emma es una cerdada.

- ¿Crees que Emma estará bien?

- No lo sé, la verdad... La amo tanto aún que... Pero bueno, cambiando de tema...,- Ángel se limpia las lágrimas y cambia a una alegría falsa -. ¿Y tú? ¿Me vas a contar por qué me dejaste solo aquella noche?,- Dani se queda petrificado. Su rostro vuelve a tornarse seco y distante. Ángel se vuelve serio -. ¿Por fin me vas a contar lo que te pasa desde entonces?

- Nada. Como vi que estabas cada vez más borracho, me ofrecí a acompañarte a casa, pero... Un momento... ¿Cómo te acuerdas de todo? ¡Si estabas que no te tenías en pie!

- Patricia me lo contó todo...

- ¿Cómo?

- Sí. Nos encontramos más tarde... En su cama...

Dani le miraba con los ojos abiertos de par en par.

- ¿Quieres decir que... Patricia y tú...?,- y choca sus dos dedos índice.

- ¡No, no! Si no pasó nada,- Ángel se sonroja.

- Así que por eso fue la bofetada de Emma... Le confesaste que...

- ¡Que no pasó nada, cony!,- Ángel tuvo la precaución de bajar el tono de su voz, pero no su firmeza -. Al menos aquella vez...,- Ángel vuelve el rostro.

- ¿Que hubo otra? ¿Y en esa sí que...?,- Ángel no se volvía. Dani se levanta de la mesa, enfadado. Pero esta vez de verdad -. La verdad, Ángel, no me esperaba esto de ti -. Se inclina hacia él, y le susurra al oído -. Si te gusta un compañero del trabajo, te lo callas. Es más, se intenta echar esa idea absurda de la cabeza. ¡Joder, Ángel! ¡Que estabas con Emma! Y romper esa relación que tantos años os costó por culpa de... de...

- ¿Qué ibas a decir?,- Ángel se levanta enfadado.

- ¡Nada! ¡No iba a decir nada!,- ya no eran conscientes del control de su voz. Todos les miraban atónitos.

- ¡Sí, ya! ¡No lo dices, pero lo piensas!

Varios miembros del equipo corren hacia ellos para separarlos a tiempo, porque estaban a punto de llegar a las manos.

- ¡Calmaos ya, por favor!,- grita Gonzalo, interponiéndose entre ellos -. ¡Un poco de seriedad, chicos! Estáis asustando al público. Y vamos a entrar en dos minutos. Calmaos y seguid con el programa. Ya lo habláis en la calle...,- Gonzalo se calla en seco. Se lleva la mano a los auriculares y eleva un poco la mirada -. Nada, tranquilo... Una tontería... Sí, ya les...- Gonzalo avanza tras las cámaras -. Que sí... Ya les he dicho que se calmen y...

Ángel y Dani se mataban con la mirada. El resto del equipo les hablaba. Dani, enojado, se da la vuelta y sale del plató.

- ¡Dani!,- se oye a Gonzalo gritar -. ¿Adónde vas ahora?

- ¡Gonzalo!,- grita Ángel -. Tranquilo, ya lo termino yo.

- Ya... Pero, ¿y su sección? ¿Qué hacemos ahora?,- vuelven a hablarle por el auricular -. Bueno, ya no hay tiempo. Cinco. Cuatro. Tres,- Gonzalo se calla y le indica a Ángel el resto de la cuenta atrás con los dedos.

- Hola de nuevo,- Ángel disimulaba mal su enfado -. Disculpen a mi amigo, pero se ha tenido que ir a cambiarse porque no le daba tiempo. En fin, vayamos ya a...,- Ángel es interrumpido por un grito fuera del plató. Todos miran a todas partes, hasta que Berta aparece en el plató fuera de sí. Todos corren hacia ella. Lloraba. Gritaba. No se sabía lo que decía. Tan sólo se podía distinguir un constante "Dani" en su voz.

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