jueves, 25 de febrero de 2010

CAPITULO 68

Berta lleva a Patricia, llorosa, a sentarse en el sofá del salón. El pequeño está sentado en el suelo, jugando con lo que tiene a mano. Berta intenta calmar a su amiga.

- Tranquila Patricia,- le dice suavemente -. Seguro que se ha entretenido.

- No, Berta. Se ha ido. Me ha dejado esta mañana una nota...,- Berta hace una mueca de sorpresa.

- ¿Y qué decía?

- Simplemente que bajaba a comprar algo para el desayuno.

Berta suspira aliviada.

- ¿Lo ves, tonta? No dice nada de abandonarte...

- ¡Sí, sí que lo dice!

- ¿Cómo?

- Es como antiguamente, que te decían que bajaban a por tabaco y nunca más regresaban. Sólo que Ángel cambia el tabaco por el desayuno... Pero es la misma estrategia...

Berta se levanta de repente del sofá, muy decidida. Patricia le mira, entre sorprendida e indiferente. La ve cómo va a por su bolso y busca dentro al tiempo que sale del salón y cierra la puerta. Se la oye hablar en susurros.

Patricia posa su mirada en su hijo. Sigue con sus juegos, desconectado de lo que ocurre. Patricia le mira, entre tierna y rencorosa.

- Tú,- piensa -. Tú, que me has dado la alegría también me das la tristeza. Tú, que has hecho que Ángel se enamorara de mí y se quedara a mi lado has hecho también que se aleje. Tú, nacido de mis entrañas, no te reconozco como hijo mío.

El niño se da cuenta de la mirada de su madre y la ve. Al principio no reacciona, pero termina sonriendo a su madre, inocentemente. Vuelve a sus juegos. Patricia deja que el rencor se apodere de ella y odia en su mente a su propio fruto.

- Has hecho que Ángel y yo vivamos los momentos más felices de nuestras vidas,- continúa la rubia -, pero también nos recuerdas los peores momentos. Desearía que jamás hubieras existido y así Ángel no se habría alejado de mí. Maldito bastardo. Ojalá nunca hubieras nacido.

Minutos más tarde, Berta sale del baño, hablando por el móvil.

- ¿Está segura...?... Fíjese bien, por favor... Es un hombre blanco, treinta y dos años, 1.60 de altura, pelo muy corto, con entradas... Responde al nombre de Ángel Martín... ¿Seguro que no...?...De todas formas, muchas gracias...,- cuelga entristecida. Se dirige al salón -. Patricia, he llamado a todos los hospitales de Madrid y, gracias a Dios, no ha ingresado nadie que...,- entra en el salón. Está desierto -. ¿Patricia?,- mira en el resto de habitaciones. Nada -. ¿Patricia?,- el tono de voz de Berta cada vez es más desesperante. Al volver al salón, ve la puerta principal sin cerrar.

- Patricia,- piensa -. ¿Dónde estás?

1 comentario:

  1. Soy xXNaat96Xx, no me hagas más pequeñín al enano que mide 1.71

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