lunes, 22 de febrero de 2010

CAPITULO 66

Patricia corretea alegremente por la casa hasta llegar a la puerta. Con una sonrisa que no la cabía en la cara, abre la puerta, pero esa sonrisa al momento desaparece.

- ¡Hija! ¡Qué recibimiento, por Dios! ¡Los esquimales son menos fríos!,- Patricia se queda inmóvil -. ¿Puedo pasar?

Patricia asiente cabizbaja. Saluda a su invitada con unos besos y cierra la puerta.

- ¿Se puede saber qué te pasa?,- se sienta en el sofá del salón

- Perdona, Berta. Es que pensaba que eras Ángel...

- Ah, pero... ¿No está?

- Ha ido a comprar algo para el desayuno. Y estaba pensando en nosotros dos, y, al oír la puerta, pensaba que eras él...

- E ibas a comértelo,- le interrumpe su amiga. Le acaricia el cabello -. No te preocupes. Vendrá en un momento... ¡Ay, ojalá tuviera yo un hombre como Ángel!

- ¡Berta!,- a Patricia se le subió el rubor.

- Sí, que vaya temprano por la mañana a comprar el desayuno, me cuide y me mime...

- ¿Dani no es así?

- No mucho, chica. Sí que está siempre encima mío por lo del embarazo y eso, pero... ¿seguirá igual cuando el niño nazca?,- Berta mira su abultado vientre.

- Si te ama, seguro que sí,- Patricia la toma de las manos. Las dos sonríen.

- Eso espero.

- Oye, ¿y Dani?

- Pues buscando sitio para aparcar. Es que, chica, os habéis venido a un barrio muy malo para aparcar. Está todo lleno de coches.

Patricia y Berta siguieron conversando toda la mañana. Dani apareció poco después. Los tres hablaron entre ellos de todo un poco, pero, sobre todo, del bebé. Del de Patricia y Ángel y del de Berta y Dani. Patricia les miraba a los dos. No sabe de dónde se sacó esa idea Berta. Si Dani se ve a la legua que la ama con todo su ser. Siempre atento a ella, no dejándola apenas moverse. Si Berta necesitaba algo, él iba raudo y veloz a por ello, aunque fuera algo que ella misma tuviera al alcance de la mano.

Así se pasaron toda la mañana hasta que se oyeron dar las dos de la tarde.

- ¡Qué tarde es ya!,- exclama Berta, levantándose -. Nos vamos a casa a comer. Os dejamos solos. Ya hablamos luego.

- Quedaos a comer, que no pasa nada.

- No queremos molestaros...

- Si no es molestia...

Patricia les acompaña hasta la puerta.

- Dale recuerdos a Ángel,- responde Dani.

Patricia se sorprende. ¿Ángel?

- ¡Es cierto!,- exclama Berta -. ¿A dónde ha ido, que no ha aparecido en todo el día?

No hay comentarios:

Publicar un comentario