viernes, 12 de febrero de 2010

CAPITULO 57

Dani se queda petrificado, con los ojos desorbitados y enrojecido el rostro por la vergüenza. Está de espaldas a esa tercera persona, pero no hacía falta volverse. Reconocería esa voz entre un tumulto. Ángel se vuelve rápido. Y ahí estaban las dos, en el resquicio de la puerta. Ángel se adelanta un par de pasos.

- Berta...

Berta detiene a Ángel con un gesto de la mano al tiempo que es ella quien avanza. Pasa de Ángel, centrándose en llegar hasta Dani. Ángel la observa sin saber cómo reaccionar. Patricia aprovecha para llegar hasta el catalán. Berta se queda a un paso de la espalda de Dani.

- Dani...

- ¿Cuánto has oído?

- Lo suficiente como para hacer desvanecer mis dudas.

- Pero...

Berta se vuelve hacia Patricia. Ésta lee su mirada. Toma a Ángel de la mano y entran en la casa, cerrando la puerta. Berta, al ver la puerta cerrada, mira al suelo y luego a Dani otra vez.

- Dani... Debo pedirte perdón. Perdón por todo. Lo siento, ¿me oyes? Siento haber propuesto esta distancia por lo de Patricia. Pero entiéndelo. Es mi amiga. No podría haber seguido con lo nuestro sabiendo que mi amiga estaba en el hospital...

- También es mi amiga...,- Dani hablaba en susurros.

- ¿Y yo? ¿Yo no soy tu amiga?

- También...

- Entonces, ¿por qué me has despreciado todo este tiempo? He tratado de hablar contigo, pero pasabas de mí. ¿Tanto mal te hice? Perdóname. Tan sólo te pido que me perdones. Que me perdones y me entiendas. Sé que es difícil retomar lo que al principio iba a ser un cuento de hadas, pero no quiero romper nuestra amistad. Eso sí que no quiero perderlo nunca...,- le toma del hombro. Dani baja la cabeza. Se hace un silencio incómodo, amenizado por un suave llanto. Dani se vuelve de repente y atrapa las manos de la extremeña entre las suyas, perdiéndose el uno en las pupilas del otro.

- Berta. Deberías ser tú quien me perdone a mí. Por lo que te he hecho sufrir estos días. Me sentía mal, es cierto, por acabar con lo nuestro. Se me hacía duro tener que trabajar todos los días contigo, a tu lado, después de saborear una pizca de lo que pudo ser. Te comprendo perfectamente, entiendo que prefirieras entregarte a tu amiga antes que a mí, pero... Pero después de lo que vivimos desde aquella velada en el cine, no puedo soportar vivir un sólo día alejado de ti. Créeme si te digo que estos días se me han hecho como cárceles. Berta, te lo suplico,- se arrodilla ante ella, si soltarse de las manos y sin desviar la mirada -, volvamos juntos.

Berta comienza a derramar lágrimas al tiempo que se arrodilla ante Dani.

- Y yo te suplico que no nos separemos nunca,- y se unen en un gran abrazo. Tras unos interminables segundos, se levantan y se marchan del descansillo. Cuando comienzan a bajar las escaleras, Dani se detiene, le indica a Berta que guarde silencio, se queda junto a la puerta de la casa de Patricia y da un gran golpe con el puño. Acto seguido, se oye un grito seco. Dani sonríe.

- Sabía que nos estarían espiando,- piensa mientras sale del portal, abrazado a Berta.

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