martes, 16 de febrero de 2010

CAPITULO 61

Ángel no despegaba su cara de la mampara que le separaba del hijo de Patricia. Una enfermera lo estaba examinando. Ángel le miraba atentamente. Le veía tan frágil... Sin duda, era hijo de Patricia. Tenía los mismos ojos y la misma nariz que ella. El bebé no paraba de llorar mientras la enfermera, llena de paciencia, le aseaba y plasmaba en un papel sus diminutas huellas, sus datos de nacimiento. Alguien le hace volverse.

- ¿Quieres que traiga una fregona?

La primera reacción de Ángel es abrazarse a su amigo. Éste nota cómo solloza. Dani le aparta mientras mira a todas partes.


- Aquí no, que nos pueden ver...


Ángel se seca las lágrimas y sonríe.


- ¿Qué tal está Paty?,- pregunta Berta. Ángel la abraza, más suavemente.


- Está ya en planta. Se ha desmayado después del parto. Ha sido agotador, pero ya pasó todo. No puedo verla ni hablarla hasta que se despierte. Y pueden pasar horas,- Ángel estaba nervioso. No sabía qué hacer con las manos. Dani le rodea por los hombros mientras mira por la mampara. Berta también observa a la enfermera mientras deja al bebé en una cuna transparente. Un papel en la cabecera pone el nombre de la madre: Patricia Conde Galindo. Ángel mira al suelo.


- Es una monada de bebé,- susurra Berta.


- ¡Mira!,- exclama Dani -. ¡Si tiene los ojos de su padre!,- Dani se vuelve a Ángel, con esa sonrisa tan socarrona, firma de la casa. Ángel le responde mirándole con ojos de basilisco.


- Está para comérselo,- a Berta le hacían chiribitas los ojos.


- Pues ya sabéis...,- responde Ángel, mirando a su amigo de reojo.


- En eso estamos,- responde Dani, sonrojado, abrazando a Berta por la cintura, mirándose a los ojos, sonriendo, y posando su frente en la de ella. Al poco, bajan los dos la mirada al vientre de Berta.


- ¿Cuánto...?


- La semana que viene hará cuatro meses,- responde Berta, acariciándose el vientre, arqueando la espalda hacia delante, mostrando su vientre hinchado. Dani se pone detrás de ella, abrazándola y frotando suavemente sus manos en el vientre de ella.


- Todavía os queda casi medio año...


- Tengo unas ganas de que salga ya...,- responde Berta.


- Y cuando sea el momento no querrás que salga de "ahí".


Los tres miran en silencio al bebé, quien, ya calmado, duerme plácidamente. La enfermera sale de la sala y se dirige a Ángel.


- Disculpe, ¿saben ya el nombre del bebé?


- Verá... Aún no está decidido. Y prefiero esperar a que Patricia despierte para comentarlo...


- De acuerdo... Por cierto, ¿cuál es el nombre del padre?


- ¿Del... padre?,- Ángel abre los ojos, sorprendido. No sabe qué responder. Mira a la enfermera, bolígrafo en mano, dispuesta a rellenar el espacio en blanco que hay en el informe que tiene entre sus manos. Ángel se vuelve hacia sus dos amigos. No responden. Ángel vuelve a la enfermera.


- ¿Y bien?


- El... el nombre del padre...,- tartamudea.

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