lunes, 22 de marzo de 2010

CAPITULO 83

A Dani se le empezaba a hacer un nudo en el estómago. ¿Un recado de parte de Ángel? ¿No se le habrá ocurrido a Ángel contarle a Patricia que...? No. No era posible. Ángel era demasiado discreto como para decirle aquello a Patricia. Además, si se lo hubiera contando, Patricia no sería capaz de decirlo con Berta delante. No podía ser aquello. Sin embargo, Dani estaba comenzando a marearse.

- ¿Dani?,- pregunta Patricia -. ¿Te encuentras bien? De repente te has puesto blanco.

- Nada. No es nada. Simplemente me he mareado por cómo han transcurrido los sucesos de hoy...,- se sienta. Patricia se arrodilla a su lado.

- Pues eso. Que tengo un recado de parte de Ángel.

- ¿Cuál?,- Dani apenas tenía fuerzas para hablar.

- Me ha pedido que te pregunte si ya te has aclarado,- Patricia hace mueca de no entender ella misma el mensaje que acababa de transmitir -. Simplemente eso.

Dani recupera un poco el color. Su corazón vuelve a latir con normalidad. La sensación de ahogo que tenía se fue. Dani sonríe a Patricia, quien seguía sin comprender. Se vuelve hacia Berta.

- Sí, Patricia,- responde, sin apartar la mirada de su amada -. Ya me he aclarado. Nunca en mi vida tuve las ideas tan claras.

Era lo que esperaba Dani, una pregunta sobre el beso que se dieron Ángel y él, pero su amigo tuvo la sangre fría de decírselo a Patricia en una pregunta tan misteriosa y ambigua que nadie pensaría nada raro. Y Dani se alegró de oír esa pregunta, pues su respuesta, casi sin ser consciente de darla, le iluminó el camino correcto.

Patricia se levanta, apoyada en la pierna de Dani, quien toma a Berta de la mano y se pierde en su mirada. Patricia se sienta en la cama de Berta.

- Volviendo al tema,- responde Patricia -, me alegro mucho por vosotros dos. Ya era hora de que diérais este paso.

- ¿Y Ángel?,- pregunta Berta, como volviendo de un sueño.

- Está despierto,- responde su amiga -. Aunque sigue muy mal. Habrá que esperar bastante para que se le cierren las heridas y los médicos le autoricen a moverse. Se me va a hacer eterna la espera...,- suspiro profundo.

- Mira el lado bueno,- Dani la tranquiliza posando su mano en su hombro -. Por lo menos está despierto y podrás visitarle todos los días.

- Eso espero Dani,- posa su mano sobre la de Dani, mientras le mira con ojos tristes -. Eso espero...

De repente, Dani se queda como petrificado. Se levanta de un salto, mirando al horizonte. Lentamente, adquiere movimiento hasta que logra salir con cierta prisa de la habitación. Las dos mujeres se quedan sorprendidas por su reacción.

- ¿A dónde irá este hombre ahora?

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