Dani entra tímidamente en la habitación. El policía le sigue. Cierra la puerta y se queda como guardando que nadie pase. Dani sigue lentamente avanzando. Cuando logra ver la cama, se queda de piedra. Sus piernas comienzan a fallarle, se siente débil, y se deja caer de rodillas en el suelo, con los ojos abiertos de par en par.
- Joder Dani... Ni que hubieras visto un fantasma...
- Lo veo... Lo veo...,- susurra Dani, sin dar crédito a lo que veía en ese momento.
- Acércate hombre, no te voy a comer...
Dani se levanta a duras penas y se acerca a la cama. Ángel le toma de la mano, lloroso.
- Sé por lo que habéis pasado todos este día, y lo siento. Y todo por dejarme el móvil en casa. Si me lo hubiera llevado...
- ¡Ángel! ¡Estás despierto!
- Pues sí...,- sonrisa amarga de Ángel.
- ¡Hay que avisar a Paty!,- Dani se dispone a irse, pero Ángel le retiene cogiéndole aún de la mano.
- No. Aún no...
- Pero..., ¿no sabes lo mal que lo hemos pasado todos? ¿Sobre todo, Paty?
- Espera unos minutos. Quiero hablar contigo.
- Dime,- Dani se vuelve a sentar a su lado.
- ¿Qué ha pasado?
- No te entiendo,- Dani está serio.
- Sí. Hace un momento. ¿Por qué lo has hecho?
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