viernes, 12 de marzo de 2010

CAPITULO 74

Dani corrió por todos los pasillos del hospital. Iba sin dirección, totalmente errante. Al fin logró calmarse y preguntó a una enfermera por la habitación de su amigo. Cuando lo supo, se dirigió como alma que lleva el diablo. Apenas podía ver por dónde iba. Las lágrimas empañaban sus ojos. Cuando pudo llegar a la habitación, se encontró con un policía que le cortó el paso.

- Disculpe, caballero, pero no puede correr por los pasillos.

- ¡Debo entrar!

- Lo siento, pero nadie debe entrar en esta habitación.

- ¡Ahí dentro está mi amigo!

- Lo siento, caballero, pero no puede entrar nadie.

- ¡Usted no lo entiende! ¡Llevamos todo el día buscándole!

- Lo comprendo, pero...

- ¡Usted no lo comprende! ¡Su mujer está de los nervios! ¡Yo también! ¡Por culpa de este maldito estrés a mi mujer se le ha adelantado el parto! ¡Casi la pierdo! ¡A ella y a mi hijo! ¡Por favor, necesito saber que es él y que está bien!

- Caballero, lo entiendo perfectamente, pero nadie puede entrar...

Dani, sin saber por qué, empuja al policía a un lado, cayendo éste al suelo. Dani entra en la habitación como un vendaval, pero se detiene. Ahí estaba él, en la cama, enganchado a una máquina que le ayudaba a vivir. Dani se queda de piedra. De repente, sus rodillas comenzaron a temblar, sus piernas le fallaban y, finalmente, cae al suelo. Llorando. El policía posa su mano en su hombro. Su deber le pedía que esposara a aquel individuo, pero su corazón se conmovió con sus lágrimas. Le ayudó a levantarse y acomodarle en una silla.

- ¿Cómo...?

El policía comprendió la pregunta, a pesar de que apenas lograba articular palabra alguna.

- No debería contarle esto, pero... Según las investigaciones, su amigo iba por la calle cuando alguien le asaltó. No sabemos si opuso resistencia o no, pero lo que sí es seguro es que su atacante le hirió en el estómago. Según los médicos, le clavó una navaja de grandes dimensiones, pero no sólo una vez, sino varias. Han contado hasta seis cuchilladas. No se sabe muy bien, pero logró avanzar varios metros en su estado hasta caer inconsciente en un portal, donde una ambulancia había llegado para atender a una parturienta.

- Mi mujer...,- susurra Dani -. Pero,- ya estaba más calmado -, ¿qué hace la policía aquí?

- Su vida pende de un hilo, pero si logra salir de ésta, será el único testigo que podemos tener de un muy violento asaltante de la zona al que llevamos meses persiguiendo.

Dani se vuelve hacia Ángel. Llevaba tantos años con él que no conseguía concebir vivir sin él.

- ¿Me puede dejar sólo con él?

- Caballero, comprenderá que...

Dani no le hace caso. Se levanta y se acerca a la cama.

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