martes, 9 de marzo de 2010

CAPITULO 73

- Berta,- responde Dani, incrédulo -. No me vuelvas más loco de lo que estoy. Te lo pido por favor.

- No. Es verdad.

- Explícate.

- Cuando os llamé... Estaba de parto. Ya venía el niño. Pero los dolores eran tan fuertes que apenas podía mantenerme en pie. No sabéis el suplicio que estaba pasando. Era como si me partieran el alma en dos...

- Te comprendo, Berta,- Patricia le toma de la mano.

- Mientras me desahogaba gritando de dolor, unos golpes me llamaron la atención. Llamaban a la puerta. Estaba yo tirada en el suelo del pasillo, justo delante de la puerta, pero no podía moverme. Una voz de fuera me hablaba. Apenas lograba entender nada, pero logré contestar. "¡Estoy de parto! ¡Ayúdeme, por favor!" "¡Aguante, señorita! ¡Ahora llamo a una ambulancia!" Noté al hombre al otro lado de la puerta llamar a la ambulancia. No sé quién estaba más nervioso, si él o yo,- Berta sonríe nerviosa -. El caso es que no dejó de hablarme a través de la puerta. Me dio las fuerzas que me faltaban y logré abrir la puerta. El hombre pudo entrar y atenderme lo mejor que pudo. Me acomodó en el suelo, me trajo toallas húmedas, me limpiaba el sudor. Me hablaba. La ambulancia llegó a tiempo. El niño ya no esperaba más. Ya asomaba la cabecita cuando llegamos al hospital...,- Dani se abraza a Berta, lloroso. Berta también tenía los sentimientos a flor de piel. Dani la besa en la frente y se pierde en sus pupilas, sonriente.

- Perdóname por no haber llegado antes...

- Todo eso está muy bien,- les interrumpe Patricia -. Pero, ¿y lo de Ángel?

- Ángel...,- susurra Berta, entristecida -. Cuando llegó la ambulancia, me pusieron en una camilla y me bajaron a la calle. Pero cuando llegamos al portal...,- las lágrimas cortan su voz.

- ¿Qué?

- Ángel...

- ¿Qué pasó?

- Estaba en el suelo... inconsciente... con las manos y la camisa ensangrentados...,- no aguanta más y rompe a llorar, al tiempo que Patricia. Dani se lleva la mano al rostro, tapando su boca abierta, al tiempo que niega con la cabeza.

De repente, Dani se levanta y sale corriendo. Las mujeres le llaman para detenerle, en vano.

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