martes, 16 de marzo de 2010

CAPITULO 77

- No sé lo que habrás oído,- le dice Dani -. Pero quiero que sepas que amo a Berta por encima de todo. No sé lo que me ha pasado ahí dentro, pero fue algo que no lo habría hecho conscientemente. Te aseguro que lo que yo sentía por Ángel hace tiempo que lo desterré de mi alma. Y pude suplirlo con Berta. Con ella me siento bien, muy bien. Su sonrisa ilumina hasta el agujero más oscuro del mundo, sus ojos devuelven la vida hasta al más muerto, su voz... ¡Oh! Su sola presencia hace que me evada de mi cuerpo y me eleve hasta los más altos círculos del cielo. Reconozco que me llegué a enamorar de Ángel, pero eso fue hace mucho tiempo...

- Pero te he visto besándolo...,- llora Patricia.

- Fue un momento de locura. Créeme. No quería hacerlo, pero...

- ¿Sigues enamorado de él?


- ¡No, no!,- Dani se acerca más a Patricia, mientras le sujeta fuertemente las manos -. Eso ya pasó. Lo de Berta es mucho más fuerte para mí. De acuerdo, Ángel había momentos en que no era consciente y me sentía extrañamente atraído hacía él, pero cuando conocí a Berta... Bueno, cuando nos dejasteis solos en aquel cine...,- Patricia sonríe -, aquello fue como si Berta fuera un imán muy potente y yo un insignificante alfiler de hierro... No sé si sabes a qué me refiero...,- los ojos de Patricia brillaban -. Créeme. Amo a Berta de manera sobrehumana. Es mi Julieta, mi Ofelia, mi Isabel, mi Melibea, mi Beatriz, mi Eloísa, mi Isolda, mi Inés. Yo me siento como su Romeo, su Hamlet, su Diego, su Calixto, su Dante, su Abelardo, su Tristán, su Don Juan. Cuando estoy con ella, a su lado, me siento capaz de cualquier cosa, me siento capaz de detener un tren en marcha con mis propias manos, me siento capaz de volar tan rápido como la luz, me siento capaz de ir al espacio y entregarla una estrella, me siento... ¡me siento como Supermán! Y hazme caso, yo esto jamás lo sentí con Ángel.

- ¿Y el beso...?,- la voz rota de Patricia por la tristeza le comenzaba a martirizar el alma.


- Fue una prueba...


- ¿Una prueba?


- Sí, una prueba... Y el resultado fue satisfactorio,- Patricia le miraba sin comprender -. No me mires así, no es nada extraño. Era la única oportunidad que tenía de besarle... y el resultado fue el que yo esperaba...


- ¿Cuál?,- Patricia tenía miedo de seguir la conversación, pero debía saber ese resultado.


- Nada.


- ¿Nada? ¿Cómo que nada?


- Sí. Nada. No he sentido nada. Ángel es todo tuyo, y yo soy todo de Berta. Lamento que tuvieras que haberlo visto, pero cuando le he visto en la cama, en ese estado, surgieron en mi sentimientos que creía desterrados, y necesitaba convencerme y saber si era verdad... Y así ha sido. Ya no hay sitio en mi corazón para Ángel. Todo lo ha ocupado Berta.


Patricia se le queda mirando en silencio durante unos segundos. Su rostro comenzaba a cambiar tristemente hasta que se abraza fuertemente a Dani y llora. Lloran los dos.


- Perdóname,- le susurra Dani -. No quería hacerte daño. Espero que me perdones.


Patricia se separa y le mira a los ojos mientras le sujeta el rostro entre sus manos. Sonríe amargamente.


- No vuelvas a hacerlo nunca más,- le dice.


- Tranquila,- le responde Dani, apartando el cabello de su frente.


- ¿Es usted Dani?


El policía les interrumpe saliendo del cuarto y dirigiéndose, tímidamente, a Dani.


- Sí...


- ¿Puede entrar un momento, por favor?


Dani mira a Patricia, incrédulo. Patricia se asusta un poco. Dani entra en la habitación nuevamente, seguido por el policía, que cierra la puerta tras de sí.

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