viernes, 12 de marzo de 2010

CAPITULO 75

El policía se quedó en la habitación, pero apartado, en una esquina. Dani se acerca lentamente hasta donde yacía su amigo. El corazón le latía muy rápido. Era muy doloroso ver a su amigo en tal estado. Se sienta a su lado y le toma de la mano. Las lágrimas volvían a ser las protagonistas. Dani se acerca a su oído.

- Ángel...,- le susurra -. Pensaba que nunca más te iba a ver... No sé si llegaste a verla, pero Berta se puso de parto... Por tu culpa...,- sonrisa amarga -. Patri ha estado a punto de hacer una locura, pero te ama demasiado,- silencio -. Ángel, ¿quién te ha hecho esto? ¿Por qué tuviste que irte a comprar justo hoy a esa hora? ¿Por qué no te llevaste el móvil? Si te vas, no sería lo mismo... Piensa en nosotros, en Patri, en tu hijo... Bueno, ya sé que no es tu hijo de verdad, pero desde el día que nació lo quisiste como si lo fuera. Aun recuerdo cómo le mirabas cuando nació... Como miro yo al mío...,- Dani baja la cabeza para ayudar a una lágrima a caer. Aprieta fuertemente la mano de Ángel -. Por favor, te lo suplico. Despierta ya. Despierta de una vez. Estamos todos muy mal. Hemos estado todo el día con el alma en un puño al no saber nada de ti. Patri llegó a pensar que la abandonaste por el niño. Por favor. Despierta y desmiéntelo.

Un leve carraspeo le interrumpe. Dani se vuelve hacia el policía. Éste le indica mediante gestos una puerta. Dani asiente. El policía abre la puerta y la cierra tras de sí. Dani se vuelve a Ángel. Pasa su mano por el cabello de su amigo. De repente, Dani se calma, se vuelve serio. Mira fugazmente a la puerta y mira a Ángel, como absorto. Comienza a jadear, a sudar. Su corazón comienza a correr. Posa sus manos en las mejillas de Ángel. Se acerca lentamente a su rostro al tiempo que cierra los ojos. Dani nota sus labios en contacto con los de Ángel. Y se queda así durante unos segundos. Unos segundos que le parecieron horas. Dani no aguanta más y vuelve a llorar en silencio al tiempo que se separa del rostro de su amigo y llora sobre su hombro.

- Perdóname,- le susurra -. No he podido evitarlo. Ya sé que tú no eres de esos, pero yo aún lo soy. Ya sé que me veías feliz junto a Berta. Y lo estoy. Pero no sé por qué han vuelto a aflorar estos sentimientos que creía desterrados de mi ser. Lo siento, Ángel. Lo siento de veras. No volveré a hacerlo nunca más...

El sonido de una cisterna vaciándose le devuelve a la realidad. Dani se incorpora y limpia la tristeza de su rostro. El policía reaparece abrochándose el cinturón de su uniforme.

- Caballero...,- responde el policía -. Debería abandonar ya la sala.

Dani asiente, aún lloroso, sin apartar la mirada del rostro de Ángel. Le acaricia la mejilla mientras se levanta y sale del cuarto, cabizbajo. Al salir, se encuentra a Patricia sentada en el suelo, con las manos tapando su rostro, llorando.

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