sábado, 20 de marzo de 2010

CAPITULO 81

- ¿A qué ha venido eso?,- pregunta Berta, aún asombrada por la reacción de Dani.

- Te amo, Berta,- susurra Dani, mirándola fijamente a los ojos -. Simplemente eso.

Berta se quedó sin habla. Se quedó ensimismada en la sonrisa de Dani, en el fulgor que había en sus ojos.

- Yo también te quiero,- prosigue Berta -, pero seguro que hay algo más...,- de repente, Berta se alarma -. ¡El niño! ¡Le ha pasado algo al niño!

- No, no le ha pasado nada,- Dani la tranquiliza encerrando entre sus manos las de ella -. Está muy bien. Preciosa. Como su madre.

- ¿Y Patricia? ¿Sabes dónde está? Se fue al poco de marcharte tú. Que esa es otra. ¿A dónde te habías ido tú con tanta prisa?

- Eso puede esperar. Lo que no puede esperar ni un segundo más es algo que llevo dentro de mí desde hace un tiempo y que necesito echarlo fuera,- Dani ayuda a Berta a incorporarse y ponerse más cómoda. Dani ahueca la almohada y se la coloca en la espalda a Berta. Dani se sienta en la silla, delante de Berta, con las manos entre las suyas -. Berta. Hace poco que nos conocemos...

- Dani, son ya más de cuatro años. De poco, nada.

- No me has entendido. Me refiero a conocernos. Los dos. Íntimamente,- Berta murmura un sonrojado "oh" al tiempo que baja la cabeza y sonríe -. Desde aquella vez, en el cine, mi vida ha dado un giro de 180 grados. Todo era alegría y color de rosa a mi alrededor. Por eso quiero darte las gracias por hacerme encontrar este remanso de paz que sólo podía haber junto a ti. Te amo con auténtica locura, y por eso deseo que tú seas mi psiquiatra.

- Dani...,- las mejillas de Berta estaban a punto de explotar -. No te entiendo...

- Mentirosa...,- sonríe Dani -. No puedo ser más claro, porque no podré decírtelo a la cara.

- Inténtalo,- la mirada de Berta tornó desafiante.

- Por eso te amo,- sonríe Dani, nervioso. Tras aclararse un poco la voz con un par de carraspeos, mira a Berta fijamente a los ojos y, tímidamente, comienza a hablar -. Berta Collado. Eres como el sol que ilumina mis negros días. Como la lluvia que da vida a mi marchito corazón. Como el relámpago que ahuyenta mis miedos. Eres... ¡Eres como el azúcar que endulza mi amargo carácter!-, Berta sonríe avergonzada -. Te amo. Te amo desde siempre. Y te amaré por siempre. Por eso...,- gran suspiro de Dani.

- Tranquilo...,- susurra Berta, notando el temblor de sus manos.

- Por eso...,- Dani comenzaba a tartamudear -. Berta... Yo... Yo quisiera que... que tú...,- gran bufido de desesperación -. ¡Por esto jamás pensé seriamente en sentar la cabeza!,- Berta logra liberar una de sus manos y la pasa, dulcemente, por el cabello de Dani -. Berta,- logra decir más calmado -. ¿Quieres...?

Pero Dani es interrumpido por la llegada de Patricia. Lloraba.

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